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¡Viva la fraternidad universal!

Cuentan que el primer Grito de Independencia para conmemorar el inicio de la revolución criolla fue en septiembre de 1812 en Huichapam, hoy Estado de Michoacán, y quien encabezó este acto fue el criollo Ignacio López Rayón. Apenas 6 meses antes, el 19 de marzo, se había dado la promulgación de la Constitución de Cádiz, la primera del Reino Español y que es considerada como el gran logro de Fernando VII ante la latente amenaza de invasión por parte del ejército francés, que se dirigía a Madrid con la finalidad de coronar a José Bonaparte como Emperador del imperio más poderoso del planeta.

Medio siglo después fueron necesarios 2 imperios y 2 repúblicas, una centralista y una federal, para que llegara a estas tierras un príncipe austriaco, quien con los ojos frescos del extranjero, buscó institucionalizar en México la ceremonia del Grito de Independencia, misma que debía celebrarse todos los años en la madrugada del 16 de septiembre. La idea era sencilla: a través de arengas dirigidas desde la sede del poder imperial, se recordaría la gesta heroica del cura Hidalgo y todos los insurgentes que nos brindaron patria y libertad.

Bastó que pasaran apenas 25 años más para que un dictador, quien en su juventud luchó contra Maximiliano de Habsburgo, decidiera adelantar la celebración unas horas, con el noble fin de que la misma coincidiera con su cumpleaños.

Más de 120 años después, es fecha que en México todas las noches del 15 de septiembre el Mandatario en curso ocupa el balcón principal de Palacio Nacional y mediante arengas a la población reunida en el Zócalo de la Ciudad de México dirige un mensaje sobre la situación del País y del mundo. Este evento, se repite en 2,417 municipios de todo el País, 16 alcaldías de la Ciudad de México y en 86 embajadas alrededor del mundo, donde gobernantes y funcionarios imprimen su sello personal a cada evento. Sin embargo, los ojos de la nación están puestos en el antiguo palacio de Moctezuma, hoy sede del Poder Ejecutivo.

En esta edificación de casi 500 años se han dado mensajes que causaron un gran impacto para todos los mexicanos, basta tan sólo recordar que en 1975, Luis Echeverría proclamó “Viva el Tercer Mundo”. Años después y ante la catástrofe de la crisis económica, López Portillo atinadamente dijo: “México ha vivido, México vive, México vivirá”, y a partir de 1988, Carlos Salinas haría honor a su prócer predilecto, arengando “Viva Emiliano Zapata”, y en el 2000, ante el fin de un régimen de 71 años, Ernesto Zedillo exclamó “Viva la democracia”.

Cada uno de estos hombres hizo referencia a la situación política y económica que privaba en sus tiempos, por ello considero que cabe destacar que en los últimos 2 años el hoy mandatario Andrés Manuel López Obrador ha expresado “Viva la fraternidad universal”. Para el ojo público, se trata de hombre bien intencionado, que desde la máxima tribuna del País busca la armonía entre las naciones y el hermanamiento de las potencias, sin embargo ¿a qué se refiere AMLO con esta frase?

Las primeras expresiones de “La fraternidad universal” surgen en las logias masónicas del viejo mundo, en los albores del Siglo XVIII. Décadas después y a través de los grandes ideólogos de este movimiento, cobraría relevancia en la Revolución Francesa, donde se buscaba que todos los hombres del mundo fueran libres e iguales para tomar sus decisiones, y se plasmó este lema en “La declaración universal de los derechos del hombre”. En los mismos años, y a más de 6,000 kilómetros de distancia, James Monroe plasmó el mismo principio en la Doctrina Monroe, conocida por su principio “América para los americanos”.

Pero ¿Qué busca realmente con esta frase un estadista, gobernante de un país en vías de desarrollo en medio de un mundo que cada vez más vira hacia el nacionalismo? Entre polémicas desatadas por el origen de una vacuna para contener a la epidemia más grave del último siglo, la construcción de un muro fronterizo por parte de la hasta hoy mayor economía del mundo, y la reconfiguración del mapa político global, algunos podemos deducir que se busca un acercamiento con algunas potencias extranjeras que en un momento de crisis de nuestro mayor socio comercial pudieran brindar apoyo y redes comerciales a una economía dedicada en cuerpo y alma a satisfacer las necesidades de nuestros vecinos del norte. Basta recordar que, en política la forma es fondo, y si en México hay alguien que conozca de esto, se llama Andrés Manuel López Obrador.

Querido lector, si usted fuera Presidente, ¿Qué arengas lanzaría al pueblo de México? Para mí la respuesta es sencilla, ante un país en constantes crisis políticas y económicas, tomaría la frase de don José López Portillo: “México ha vivido, México vive, México vivirá”, y sumaría una arenga al gran ideólogo de la independencia, y a quien orgullosamente puedo llamar paisano: “Viva don Miguel Ramos Arizpe, padre intelectual de la patria”.

Este texto es responsabilidad única, total y exclusiva de su autor, y es ajeno a la visión, convicción y opinión de PorsiAcasoMx.

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José María Hernández Prado

Nació en Saltillo, Coahuila en 1995. Es Licenciado en Derecho y Maestrando en Administración por la Universidad Autónoma del Noreste. Cuenta con un Diplomado en Liderazgo Ético por la Universidad de Texas, y está certificado como Asesor en Estrategias de Inversión por la AMIB. Galardonado con el Premio de Vinculación Universidad Empresa en su edición 2018.

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