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El tiempo que nos tocó vivir

Noviembre 21 de 2013, Saltillo, Coah.- Recién amanece, y Ana ya se tropieza con una maraña interminable de cables que mantienen con vida a un teléfono Android de última generación, porque los iPhones están carísimos, un iPad Air de 32gb, una computadora portátil «De las de la manzanita», como le dice su papá, son sus compañeros inseparables de todos los días.

Ana se entera de las noticias a través de la aplicación móvil del periódico. Sabe
también si hay tráfico o en cuánto tiempo llegará a su destino sin siquiera
asomarse por su ventana. Si antes de salir, «Siri» le avisa que lloverá, ella toma
su paraguas y se armará de paciencia para lidiar con una ciudad que se paraliza a
la más ligera precipitación.

Ana hace puntualmente sus «Check-In» en foursquare, donde entera a sus 2,500
amigos de Facebook y 1,200 seguidores de Twitter acerca de su ubicación y sus
labores diarias, pero si su madre preocupada le llama para saber qué está
haciendo, ella colérica responde con un vacío y carente de sentido «nada».

Para iniciar su día, mientras desayuna una pieza de pan de pulque con chocolate caliente, consulta el New York Times y sintoniza Telediario en Directo por la
televisión española, donde dedican la hora entera a hablar del Caso Bárcenas y la
corrupción en el Partido Popular.

Camino al trabajo en una gran fábrica japonesa de autopartes escucha country en la «estación Hunters KBYO 100.1 FM de San Antonio, Texas. Sin embargo, si alguien le pregunta a Ana qué opina de la Reforma Educativa y las protestas de los maestros en la Ciudad de México, responderá con un «no sé».

Ana puede volar por el mundo a través de Internet, hoy mientras estaba en un
interminable embotellamiento en V. Carranza a las 6 de la tarde, fue de paseo por
Madrid y observo la majestuosa estatua ecuestre de Felipe III en todo su
esplendor en la plaza mayor.

Ana, no sabía hasta ayer quien había sido este monarca o siquiera dónde quedaba ese lugar, y después anduvo por las calles de Roma, donde caminó por la «Via dei Fiori Imperiale», donde admiró primero el Monumento a Vittorio Emanuele y después el fastuoso Coliseo Romano, todo sin salir de su pantalla retina de 9.7 pulgadas.

Cuando Ana sale a cenar con sus amigas, pareciera que lo importante no es
charlar con ellas, si no hacer una competencia de quién mueve los dedos más
rápido en sus teléfonos móviles. Si Ana está en un bar y escucha un nuevo
sencillo que le agrada, por instinto, abre Shazam y en 2 segundos sabrá de que
artista es el nuevo éxito y a lo mejor ya hasta compro boletos para su concierto en
Monterrey.

Ana, últimamente se ha convertido en una dulcera profesional, destapa ductos
para cocodrilos sedientos y es una exitosa granjera que produce más que
cualquier ejido en el estado, y todo sin salir de su App Store.

Ana no puede perderse de responder las anónimas preguntas de sus enamorados
en Ask o de dedicar 10 minutos a perderse en la vida de los demás en Facebook.

Cuando Anita quiere ver una película o escuchar un disco, ya no toca el DVD o el
Sistema de Sonido, «Es de Chochos», responde, y se limita a abrir sus respectivas
aplicaciones.

Ana Maria Ramos Gutiérrez ya no se llama así, ahora todos la conocen como
Ana RG, @AnitaGtz, anabobana o quizá el más antiguo de todos,
anitaprincess@hotmail.com.

Tal parece que Ana es la Ama y Señora de la App Store, la Reyna de Play Store y
la Emperatriz del Candy Crush, siempre ausente a los ruidos de su mundo más
cercano.

Es un ermitaño de ciudad, dice su padre. Pero es que acaso en este mundo de tecnología, ¿no lo somos todos?

Este texto es responsabilidad única, total y exclusiva de su autor, y es ajeno a la visión, convicción y opinión de PorsiAcasoMx.

Comentarios
José María Hernández Prado

Nació en Saltillo, Coahuila en 1995. Es Licenciado en Derecho y Maestrando en Administración por la Universidad Autónoma del Noreste. Cuenta con un Diplomado en Liderazgo Ético por la Universidad de Texas, y está certificado como Asesor en Estrategias de Inversión por la AMIB. Galardonado con el Premio de Vinculación Universidad Empresa en su edición 2018.

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