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¿Quién lleva la cuenta Covid-19?

¡Quién lleva la cuenta de las islas de aislamiento, de los abismos de pobreza y de los tornados de ansiedad provocados por el confinamiento de mexicanos de todas las clases sociales y regiones del País?

¿Quién lleva la cuenta del estado mental de enfermeros y doctores, firmes en la línea de fuego para contener los alcances del virus?

O quién lleva la cuenta del impacto en su salud mental y la de miles de personas cuyos familiares fallecieron por el Covid 19, sin ser llorados y abrazados, todos, unos y otros, en soledad.

¿Quién lleva la cuenta de esos hombres y esas mujeres que nutrieron su desesperanza en estos tiempos para esperar la ocasión propicia y suicidarse? O de aquellos, que alimentaron su depresión para vivir cual muertos en vida.

¿Quién lleva la cuenta de las familias envueltas en crisis emocionales por violencia intra-doméstica? O de los divorcios por ser consumados cuando llegue “la nueva normalidad”.

¿Quién lleva la cuenta de hijos, sobrinos o nietos sujetos al interior de sus familias al abuso sexual?

¿Quién lleva la cuenta del cómo aumentó el consumo de tranquilizantes o barbitúricos para el insomnio y/o la ansiedad? ¿Quién lleva la cuenta del cómo se incrementó el uso del alcohol para mitigar el aislamiento?

¿Quién lleva la cuenta del incremento del número de personas diabéticas, obesas, hipertensas y deprimidas? ¿Quién lleva la cuenta de las mentes y corazones de los 555 mil 247 mexicanos que perdieron su empleo formal durante los primeros 4 meses del año? O de los millones de trabajadores de la economía informal que viven al día.

¿Quién lleva la cuenta de la salud mental de las 10 mil familias que en los primeros 4 meses de 2020, además de sufrir el confinamiento, padecieron el homicidio de un familiar por la violencia criminal?

¿Quién lleva la cuenta del impacto que tendrá en el ánimo mental colectivo la caída del 9% de nuestra economía? Cada pico-corona del Covid-19 representa un reto para la nueva humanidad: este el mental. 

El que abraza nuestras mentes y corazones, a pesar de todo, siempre.

Este texto es responsabilidad total, única y exclusiva de su autor, y es ajeno a la visión, convicción y opinión de PorsiAcasomx.

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