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La sombra del pasado

El fantasma de la violencia enquistado en La Laguna despertó el 10 de enero en el Colegio Cervantes, donde un niño atacó con armas de fuego a maestros y alumnos y enseguida se disparó.

En 2012, cuando José Ángel –el protagonista de esta historia– tenía 3 años, la tasa de homicidios en Torreón era de 88 por cada 100 mil habitantes. Por esa razón, el Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública la ubicó en el séptimo lugar de las 10 ciudades más violentas del mundo (CNN, 13.01.12).

La Laguna vivió sus años más cruentos entre 2007 y 2012. Justo en ese periodo, el padre de José Ángel, del mismo nombre, habría pertenecido a una organización criminal, según fuentes de la Fiscalía General del Estado (Zócalo Saltillo, 15.01.20).

También trabajó en la Policía Estatal. La Comarca ha sido residencia de capos de diferentes mafias. Rafael Aguilar Guajardo, uno de los fundadores del Cártel de Juárez, y su sucesor Amado Carrillo tenían negocios en Torreón; el primero fue asesinado en Cancún, y el segundo murió en una clínica de Ciudad de México.

El 9 de octubre de 2014, fuerzas federales capturaron en Torreón a Vicente Carrillo, hermano del “Señor de los Cielos”.

A principios de los 80 del siglo pasado, Alfredo Ceja, del Cártel de Guadalajara, se estableció en Matamoros. Detenido tras una balacera en la que murió un policía, organismos empresariales reclamaron al Gobierno del Estado su liberación, pues lo consideraban un “benefactor”.

La presión de las fuerzas vivas le permitió a Ceja ser trasladado al Sanatorio Español. Poco después, un comando lo rescató a sangre y fuego. El policía estatal Nicolás Montes fue asesinado por la espalda.

El año pasado, Juan Manuel Muñoz, originario de Matamoros, exoperador de Los Zetas y mecenas de políticos, se declaró culpable en Estados Unidos por el delito de conspiración para el lavado de dinero. Ahora es testigo protegido.

Hasta principios del año 2000, los cárteles habían dirimido sus diferencias sin atacar a la población ni causar terror. Pero cuando el Gobierno federal, bajo la Presidencia de Vicente Fox, se desentendió de los estados, los barones de la droga pactaron con gobernadores, alcaldes y jefes de policías.

Cuando Felipe Calderón asumió el poder, el País, dominado por las organizaciones criminales, ya estaba incendiado.

La escalada de violencia en La Laguna comprendió el sexenio de Humberto Moreira y los primeros años del Gobierno de su hermano Rubén.

El 21 de agosto de 2011, un enfrentamiento entre fuerzas federales y sicarios frente al estadio Territorio Santos Modelo puso en peligro a miles de personas. Las imágenes del público, oculto entre gradas y barreras, le dieron la vuelta al mundo. Aún prevalece la idea de que Torreón se entregó a Los Zetas por haber votado por el PAN.

La hipótesis la refuerzan testimonios de exintegrantes del cártel en juicios celebrados en Texas.

La Zona Metropolitana de La Laguna –formada por Torreón, Matamoros, Gómez Palacio y Lerdo– es también una de las regiones del País donde más dinero se blanquea, según declaró Rafael Macedo de la Concha, Procurador General de la República en el Gobierno de Fox.

La última generación de laguneros nació y creció en una región castigada por la violencia y la vanalidad de políticos que por acción y omisión han provocado infinidad muertes, entre ellas la del niño José Ángel y la maestra María Assaff Medina.

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