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La sombra de un fantasma

Esta carta está escrita para todas las enfermedades crónicas, en este caso para la mía.

​No sé cómo lograste echar por la ventana lo que hasta hoy conocía como “mi vida”, pero lo hiciste; comenzaste botando hasta lo más pequeño, hasta dejar el lugar vacío:

-Tiraré esto porque ya no debes…… aquello porque ya no puedes…. eso, aquello, uno más, otro menos….

​Vaciaste mi vida al grado de desvanecer quién yo era, o lo que creía ser, me convertiste en un lienzo en blanco en el que el tiempo corría hacia atrás despintándome cada día más, deslavando y erosionando sueños e ideologías.

​Ahora creo saber más de ti, que lo que solía saber sobre mí. Años antes, jamás me imaginé vivir contigo o que tú vivirías conmigo (a estas alturas del camino ya no sé quién de los dos es el inquilino).

​Involuntariamente comparto mi vida contigo y tengo que considerarte a ti antes que a mí.

-Soy por lo que eres, y eres por lo que soy.

​No, no te amo, pero tampoco puedo decir que te odio, podría decir que te acepto como cualquier resignación forzada.

​Ahora no me atrevo ni siquiera a imaginar una vida sin ti por temor a las mil cascadas de ilusiones que siempre desembocan en depresión o dolor, las cuales me han arrastrado tantas veces.

​No sé cuántos días llevas aquí, pero no queda nada de lo que fui antes de ti, antes de tu eterna compañía, eres la sombra de alguien que ya no existe, eres la sombra de un fantasma.

Este texto es responsabilidad única, total y exclusiva de su autora, y es ajeno a la visión, convicción y opinión de PorsiAcasoMx.

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