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La solidaridad

Las fiestas navideñas están colmadas de valores humanos que permanecen muy por encima de la mercadotecnia que suelen ocultarlos y pretende eludirlos.

Seguramente uno de los más importantes valores es la unidad familiar, que a su vez se establece en la solidaridad.

Hace días se conmemoró el Día Internacional de la Solidaridad instituido por la ONU como uno de los valores primigenios de la sobrevivencia humana. Asistimos a una etapa de  intensas movilizaciones sociales, en Europa, Iberoamérica, Asia y aun en Estados Unidos, los reclamos de libertad política, rendición de cuentas e igualdad se intensifican y la conciencia de interdependencia se acentúa, con ella la solidaridad resulta elemental, sin ella no es posible asegurar el futuro no solo de la humanidad sino del planeta como nuestro común  y único  hogar.

La solidaridad se suscita si se genera información y participación en las comunidades y las personas en la formulación y aplicación de planes  y programas para forjar nuestro futuro común, pero los planes y programas deben ir acompañados del empoderamiento de las personas, de otra manera resultan huecos.   

El rol de la solidaridad para la sobrevivencia de los individuos y los grupos no está resuelto, lo que sí sabemos es que es esencial para la existencia de nuestra especie.  

La solidaridad internacional no es únicamente asistencia y cooperación,  ayuda o caridad humanitaria internacionales, radica en un concepto y un principio más amplios que incluyen la sustentabilidad de las relaciones internacionales, principalmente las económicas, la coexistencia pacífica en condiciones de igualdad, y la distribución equitativa de los beneficios y las cargas a través de la promoción de la paz y la protección indubitable de los bienes ecológicos, de manera que su promoción es obligada para  toda la humanidad.

El establecimiento y actividades de la ONU se han basado en el principio de la solidaridad  para unir a los pueblos en la promoción de la paz, el desarrollo social y económico y los derechos humanos.

En la sobrevivencia del reino animal la solidaridad y la cooperación son evidentes, por instinto cooperan y defienden su especie solidariamente, por desgracia el capitalismo salvaje en el que vivimos, la competencia sin límites y el individualismo difumina esos valores e impone la sobrevivencia del más fuerte y el egoísmo descontrolado y canalla, aún en la familia esos valores se van desdibujando.

Es paradójico que en un mundo globalizado e interdependiente se siga promoviendo el individualismo exacerbado en lugar de establecer nuevos lazos equitativos y globales de colaboración y de solidaridad entre las generaciones. La solidaridad entre los gobiernos y los pueblos tiene una importancia primordial, es indispensable para hacer frente a los desafíos comunes de la humanidad en el mundo contemporáneo. 

La solidaridad internacional requiere la eliminación inmediata y definitiva de todas las formas de desigualdad y de explotación de pueblos e individuos, de colonialismo, de racismo, requiere además la eliminación inmediata y definitiva de todas las formas de explotación de pueblos e individuos, de colonialismo, de racismo y de toda política e ideología contrarias a los principios y propósitos del proyecto de la ONU.

Es tiempo propicio de reflexión y acción para promover la solidaridad y no la división de la humanidad.

Por cierto, en la UA de C, hasta hace unos días no habían pagado el aguinaldo a jubilados y pensionados. La Auditoría Superior del Estado encontró irregularidades por más de 2 mil 700 millones de pesos.

La pregunta es ¿A dónde van a dar las participaciones federales y estatales?

Ah, pero Salvador «N» ya estiró la mano para conseguir 150 millones, aunque paga a aviadores y hasta a novias, dice la prensa.

¡Qué desvergüenza!

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