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El Zorro de Ojinaga

Pablo Acosta Villarreal nació en Ojinaga, Chihuahua, el 26 de enero de 1937.

Creció bajo el cobijo del negocio de su padre, quien era un contrabandista de medicinas a Estados Unidos.

A los 23 años, Pablo se inicia en el negocio del trasiego de drogas en la frontera de Chihuahua con los “gringos”.

Pronto se ganó el respeto de mucha gente porque a su corta edad logró negociar con policías federales de México y algunos oficiales de la frontera americana para tener paso libre con la droga.

Fue el primero en traer droga colombiana a México, asociado con el narco colombiano Carlos Lehder “El Loco”.

Es considerado el maestro de Amado Carillo Fuentes, “El Sr. de los Cielos”.

Se dice que era muy generoso con la gente de Ojinaga, pues se paraba en la plaza los domingos en su camioneta Cadillac y repartía dinero entre la gente más necesitada. De 1978 a 1987 fue su época dorada, amasando millones de dólares del narcotráfico.

Fue así como llegó el entonces Director de la Policía Federal de México, Guillermo González Calderoni, atraído por las fuertes sumas de dinero que manejaba “El Zorro de Ojinaga”, y negoció con él para el paso libre de la droga: Se dice que eran 10 millones de dólares por año lo que se ganaba el federal por los favores que hacía al narco.

El 24 de Abril de 1987, por presiones del Gobierno Americano, la Policía Federal mexicana, por conducto del Gobierno, se ve obligada a entregar al “Zorro”. Le cayeron en su rancho “Santa Elena”, en Ojinaga.

Llegaron tres helicópteros mexicanos, y dos más de los “gringos” volaban muy bajo sin cruzar la frontera, sólo vigilando que Pablo Acosta no intentara huir hacia Estado Unidos.

Duró dos horas la refriega de balazos de ambos lados, federales contra “El Zorro” y su banda.

Hubo un lapso de silencio y se acercó González Calderoni a medio patio, gritándole “Ríndete Pablo, ya todo se acabó”.

A lo que “El Zorro” contestó: “¡Eres un traidor, hijo de tu chingada madre! De aquí no me sacarás vivo”… apuntándose con su escuadra .45, pegándose un tiro en la boca, terminando así su vida “El Zorro de Ojinaga”.

De ahí el famoso corrido.

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