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El reto de las zonas metropolitanas

Cuando el ser humano descubrió la agricultura y la ganadería, dejó la vida sedentaria y se instaló en un lugar, conformando las ciudades. En un principio eran autosuficientes y se mantenían aisladas. 

Sin embargo, con el paso del tiempo la especie humana se dio cuenta de los enormes beneficios que trae consigo el comercio. Las ciudades se comenzaron a especializar y hacerse eficientes en ciertos oficios y productos, en función de la disponibilidad de recursos naturales y de las características de su población, y después intercambiaban sus bienes y servicios.

Esto comenzó a aproximar las ciudades entre sí y crear regiones prósperas. Después, decisiones políticas trazaron divisiones fronterizas, creando municipios, estados y países, más por la fuerza que por la razón. También es cierto el caso de ciudades que se unieron, por razones económicas, políticas y sociales, después de marcadas las líneas divisorias.

Hoy en día, muchas de estas regiones perduran y se desarrollan, aunque con muchos problemas de conectividad, urbanismo y planeación. En México, tomemos el caso de Coahuila, emblemático por sus circunstancias. Se diferencía de estados como Tlaxcala en que posee con una gran extensión territorial; de entidades como Nuevo León, en que cuenta con varias zonas metropolitanas y con diversas regiones claramente definidas; de zonas como la del Bajío, en que tiene una frontera internacional.

En Coahuila existen tres tipos de zonas metropolitanas. La primera corresponde a las regiones formadas por ciudades como Saltillo, Ramos Arizpe y Arteaga; Castaños, Monclova y Frontera; o Sabinas y Nueva Rosita. Estas ciudades están conurbadas. Cuentan con reglamentos municipales diferenciados, aunque las normas estatales y federales son las mismas.

Existe un segundo tipo de zona metropolitana en la región Laguna, formada por la interacción de las ciudades de Torreón, en Coahuila; y de Gómez Palacio y Lerdo, en Durango. Esta zona obedece a ordenamientos de orden municipal y estatal diferentes, aunque la legislación federal es la misma.

Pero también hay un tercer tipo de zona metropolitana. Es el caso de las ciudades fronterizas de Piedras Negras y Acuña, que son conurbadas a las norteamericanas de Eagle Pass y Del Río, respectivamente. En estas zonas las normas, reglamentos y leyes municipales, estatales y federales son diferentes.

En todas ellas es común que la ciudad de residencia sea diferente a la ciudad en la que se estudia o se trabaja. Son asentamientos humanos con una cultura similar, muy integrados en los social y económico, aunque la complejidad para la planeación urbana es alta.

Por eso es importante el fortalecimiento de organismos de planeación regionales, interestatales e internacionales, desligados de ciclos políticos y apegados a las necesidades técnicas. Es una lástima que el gobierno federal haya desaparecido el fondo que financiaba esos proyectos, pero con la voluntad de los gobiernos locales, sin duda iremos en esa dirección.

Este texto es responsabilidad única, total y exclusiva de su autor, y es ajena a la visión, convicción y opinión de PorsiAcasoMx

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