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Don José y Beto el muñeco

En esta ocasión te platico que un día, hace muchos años, una figura por aquel entonces desconocida, rondaba en el crucero del Bulevar Venustiano Carranza e Hinojosa, ahí en el crucero del Seguro 2. Desde ese día Beto, el muñeco, acompañado por su propietario, don José, invadió las calles para beneplácito de los conductores de esta hermosa ciudad de Saltillo.

Don José Alfaro Padilla, el ventrílocuo de Saltillo, trabajó en una panadería como hornero, pero una tarde decidió salir a la calle y convertirse en ventrílocuo de oficio, sólo por pasión y amor.

Don José nació en la calle de Corona, vivió en la Colonia Roma y en la Mirasierra. Durante más de 40 años, todos los días salía de su hogar para llegar puntual a las 10:00 de la mañana a su lugar de trabajo. De su casa sale José… y al crucero llega Beto, su compañero de trabajo y hermano de profesión.

El tiempo, el trabajo, la experiencia, le enseñaron a conocer a la gente y a desarrollar una intuición, la de, con sólo ver a los pasajeros de un vehículo, saber perfectamente quién quería platicar con Beto.

Don José, entre cláxones, tráfico y ambulancias, me lo dijo con sus propias palabras se sentía bendecido por Dios.

Beto le cantaba a los niños diferentes canciones, muchas de ellas compuestas por don José, improvisadas cuando andaba inspirado. Indiscutiblemente don José y Beto el muñeco eran grandes embajadores de la alegría.

Una de las primeras historias que compartí con los saltillense fue la de don José y Beto. En aquella ocasión, hace casi ocho años, platicando con don José, Beto se veía inquieto, quería hablar y ser entrevistado, se le veía la desesperación por participar. Me percaté y le pregunté:

Beto ¿Qué es lo que más te gusta hacer?

«¡Venir al crucero! Aunque estoy pensando seriamente en bajarle el sueldo a José, ya que cada vez lo aguanto menos», recalcó.

En eso don José intervino y me dijo: «Por eso no lo dejo de cargar, porque después se me va ¿Y luego qué hago sin Beto?».

Don José fue un saltillense de gran corazón, quien día a día, una gran parte de sus ingresos los compartía con quienes menos tienen, en especial con los niños, muestra del gran valor de la solidaridad y amor al prójimo que tenemos los saltillenses.

El 22 de septiembre de 2020, el Creador buscó y buscó a un ventrílocuo para entretener a sus ángeles y arcágeles, encontrando al mejor aquí en Saltillo. Hoy don José es quien junto a Beto realiza un espectáculo en algún crucero del Paraíso.

Don José y Beto, el muñeco, son de esos saltillenses que tenemos y que valen la pena presumir.

Este texto es responsabilidad única, total y exclusiva de su autor, y es ajeno a la visión, convicción y opinión de PorsiAcasoMx.

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