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Alianzas electoralistas

Andrés Manuel López Obrador desdeñó a la Conferencia Nacional de Gobernadores (CONAGO) cuando fue Jefe de Gobierno de la Ciudad de México, y hoy, como Presidente, atestigua su extinción. En esa ruta “no ve nada extraño” que 10 de sus integrantes hayan abandonado el foro para oponérsele desde la Alianza Federalista.

La coalición está compuesta por cinco gobernadores del PAN, dos del PRI, uno del PRD, otro de Movimiento Ciudadano y el único independiente. Cuatro de ellos (Colima, Chihuahua, Michoacán y Nuevo León) terminarán su gestión el año próximo.

La ruptura se oficializó el 7 de septiembre, en Chihuahua, bajo el argumento de que la Conago había dejado de cumplir sus objetivos para convertirse en un “espacio de simulación”. Según el Gobernador anfitrión, Javier Corral, el país vive momentos críticos por el asomo de “una concentración de poder inadmisible y de un autoritarismo que vulnera la democracia”.

Los gobernadores no están obligados a pertenecer a la Conago, replicó López Obrador en la mañanera del día siguiente. “Salen porque están ejerciendo su derecho, su libertad”.

El Presidente atribuyó los señalamientos según los cuales pone en riesgo la democracia y polariza al país “a los medios de información… que pertenecen al agrupamiento conservador y quisieran que se mantuviera el mismo régimen de corrupción, de injusticia, de privilegios. Entonces, es legítimo que me acusen”.

Respecto de los gobernadores de la Alianza afines a esa corriente, resaltó: “en México se garantiza el derecho a disentir… eso es la democracia”. Empero, advirtió, “hay diferencias, nosotros llegamos aquí porque queremos llevar a cabo (…) una transformación de la vida pública en contra de quienes querían mantener el mismo sistema”.

Enseguida apuntó al padrino por antonomasia. “Imagínense si va a estar de acuerdo (Carlos) Salinas con nosotros, si él es padre de la desigualdad moderna. Fue él quien inició la entrega de bienes nacionales, la entrega de empresas, de bancos que eran propiedad de la nación a particulares, a sus allegados. (…) a partir de entonces, ese grupo no solo siguió haciendo jugosos negocios al amparo del poder público, sino (que) se convirtió en un grupo político poderosísimo. Ellos eran los dueños de México, los que mandaban”.

La Alianza Federalista “es un nuevo espacio para el diálogo republicano verdadero, no para la simulación. Cada gobernador tendrá que asumir la responsabilidad histórica respecto a la posición que están tomado”, arguye el jalisciense Enrique Alfaro.

Sin embargo, bajo la careta del Federalismo se oculta el juego futurista. Alfaro y el panista Diego Sinhué Rodríguez (Guanajuato) son los únicos miembros del frente cuyo mandato terminará en 2024. Ambos aspiran a la Presidencia, pero el PAN tiene mayoría en la Alianza; el único Gobernador de Movimiento Ciudadano es el de Jalisco.

Si en los años 40 del siglo pasado el presidente Ávila Camacho sofocó una incipiente rebelión de gobernadores con un grupo más numeroso, López Obrador podría formar el suyo después de las elecciones de 2021, cuando 15 estados cambiarán de mando.

Otra alternativa es revivir la Conago, donde la mayoría de los ejecutivos locales conservan sus asientos. Entre ellos, los del Estado de México (PRI), Ciudad de México y Veracruz (Morena), los territorios más poblados del país. De ese grupo, Claudia Sheinbaum (CDMX) es una de las cartas de AMLO para la sucesión de 2024, junto con el canciller Marcelo Ebrard.

Este texto es responsabilidad única, total y exclusiva de su autor, y es ajeno a la visión, convicción y opinión de PorsiAcasoMx.

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