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Zapata y el Arcoíris

Nuevamente una propuesta artística provoca e incomoda, y qué bueno: si no irrumpe, si no transgrede, probablemente no es arte.

El Museo del Palacio de Bellas Artes, en la Ciudad de México, inauguró la exposición “Emiliano: Zapata después de Zapata”, obra plástica del pintor chiapaneco Fabián Chairez que nos presenta al Caudillo del Sur desnudo y en tacones, galopando erótico y bello sobre un corcel blanco.

Si bien la serie incluye pinturas de otros iconos de nuestro arraigado machismo nacional, como Blue Demon y El Santo, además de figuras masculinas anónimas pero que representan al charro arquetípico, la Secretaría de Cultura decidió obviamente usar el cuadro de Emiliano para promover la expo.

El cartel ha removido las conciencias de opinólogos y periodistas que se rasgaron las vestiduras en Twitter, como Paco Calderón, monero al que respetaba hasta hoy.

“No me simpatiza la figura de Zapata, y mucho se ha escrito sobre su vida sexual, pero creo que esta imagen es demasiado burda. Sobre todo si la publica el Gobierno”, escribió en su cuenta el periodista gráfico.

Me parece que la obra de Chairez se suma con mucha fortuna al combate del machismo a través de su mirada.

También me parece atinado que le hayan abierto las puertas de un recinto tan importante.

En su Instagram encontrarán más obra, y ya que andarán por esa red, échenle un ojo al mexicoamericano Felix d’Eon, otro artista que lleva años abordando temas LGBT. Su propuesta se inspira en las ilustraciones pop de revistas y postales de moda, navideños o de San Valentín de las primeras décadas del Siglo XX.

El resultado es irreverente y muy divertido.

PROTESTA

Un colectivo feminista realizó hace unos días el performance “Un violador en tu camino” en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, donde protestaron y quemaron libros.

Aquí también hubo escozor por el asunto de los ejemplares incendiados.

“Allí donde se queman los libros, se acaba por quemar a los hombres”, cita del poeta Heinrich Heine, que vino a colación por algunos cuando las notas sobre la protesta en la FIL empezaron a circular.

Pero aquí es necesario aclarar que los textos destruidos por las activistas se trataban de teorías sobre conversión para gente gay.

“Psico-Terapia Pastoral”, de Juan Manuel Rodríguez y Misael Rodríguez, se titula uno de los libros que sucumbieron en el acto.

Tendríamos que preguntarnos si en las ferias de libros, templos de la divulgación del conocimiento y del pensamiento crítico e ilustrado, deberían aún tener cabida editoriales y publicaciones que promueven el odio y la discriminación.

Hace unos meses se propuso en el Congreso de la Unión la necesidad de penalizar y prohibir las terapias de conversión que no son más que formas terribles de violencia psicológica a la que son sometidos comunidades enteras de jóvenes por todo el País.

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