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Tiempo de acuerdos

En medio de la pandemia del coronavirus y cuando la popularidad presidencial entró en barrena –entre diciembre y marzo perdió 10 puntos para situarse en 47%, según una encuesta de GEA-ISA– el segundo aspirante a la Silla del Águila más votado en 2018 respondió con guante blanco a quien, en el debate del 20 de mayo de ese año, le llamó “Ricky Riquín Canallín”.

“No son tiempos de política, son tiempos de solidaridad. No son tiempos para dividir o polarizar sino para unir. No es momento de pleitos entre políticos: eso nada va a resolver. No se trata de pelear con el Presidente o con nuestros líderes democráticamente electos, pero sí de exigir seriedad para que se escuche a los expertos cuyas recomendaciones se apoyan en evidencia científica. Preparémonos con sensatez para lo que viene”, dijo Ricardo Anaya, excandidato de la coalición Por México al Frente en un mensaje difundido por las redes y disponible en YouTube.

Anaya, quien superó por 3.3 millones de votos al priista José Antonio Meade, pero estuvo a 18.5 millones de López Obrador, propone realizar pruebas diagnósticas para detectar a la población afectada. Su argumento lo refuerza con una cita del director de la Organización Mundial de la Salud, Tedros Adhanom: “No se puede combatir el fuego con los ojos vendados”.

Frente a la tormenta económica inminente –cierre de negocios, despido de personal y caída en las remesas– sugiere, “diseñar programas que ayuden a la gente (…). Tenemos que ofrecer a millones de trabajadores, no solo nuestra solidaridad, sino mecanismos específicos para que puedan satisfacer sus necesidades básicas mientras dure esto y para que puedan permanecer en su casa si resultan contagiados, sin afectar la subsistencia de su familia. México somos todos y nos necesitamos todos”.

Anaya fue calificado en las redes de “oportunista”

–en política todo tiene una intencionalidad– pero sus planteamientos son pertinentes. Meade ha guardado silencio y no se diga los partidos. Alejandro Moreno, anodino líder del PRI, propone remedios peores que la enfermedad, como “Declarar, con carácter inmediato, cuarentena rigurosa a nivel nacional”. El periodista Sergio Sarmiento opina al respecto, “La gente se protege a sí misma cuando tiene información sin necesidad de que un dictador restrinja sus libertades” (El Siglo de Torreón, 27.03.20).

El coronavirus les ha dado a los críticos del Presidente nuevas armas, aparte de las que él mismo proporciona. En Reforma, donde la mayoría de los columnistas lo crucifican a diario, Eduardo Huchim escribió el 25 de marzo: “Aunque no lo admitan quienes le reprochan todo y nada le reconocen, hasta ahora la acción técnica del Gobierno de Andrés Manuel López Obrador en la pandemia ha sido sensata y está dando resultados, por más que la impaciencia y la fobia induzcan percepciones de omisión y lenta reacción”.

Colaborador también de Letras Libres, otro medio desafecto al Presidente, Huchim señala: “Resulta difícil comprender a los augures de la catástrofe que durante semanas clamaron por vaciar las calles y recintos públicos con medidas draconianas que postulaban como inaplazables… cuando los casos eran menos de 200, en un universo de 125 millones de mexicanos. No hubo comprensión para la gradualidad de las prevenciones, aunque precisa decir también que no se aplicó la mejor política de comunicación social por parte del Gobierno”.

Como en otros temas, no existe consenso sobre la forma en que la Administración de AMLO afronta la pandemia, pero el deseo de superar pronto la emergencia y de que el País sufra lo menos posible, es general. La tregua previamente propuesta por Denise Dresser y el mensaje de Anaya, por quien votaron 12.6 millones de mexicanos, merecen ser escuchados.

Este texto es responsabilidad única, total y exclusiva de su autor, y es ajeno a la visión, convicción y opinión de PorsiAcasoMx.

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