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Terapia ¿intensiva?

¿Han sentido alguna vez que no pueden respirar? Tal vez cuando están muy agitados después de correr o de una actividad física vigorosa. A mí me pasó por última vez hace algunos meses, en abril.

Tenía ya un mes trabajando desde casa debido a la pandemia de Covid-19 que está

azotando al mundo este año. Estaba en mi casa un sábado por la tarde y sentía que algo me aplastaba, una sensación de angustia me invadía más y más. Trataba de jalar más aire y aún sentía que me ahogaba. Una viga invisible en mis hombros y las palpitaciones en aumento.

Muchos tienen un nombre específico para este fenómeno, pero lo definiré como un ataque de pánico. Puede manifestarse de muchas maneras y es resultado de eventos fortuitos que alteran tu mente y tus emociones.

No recuerdo si alguna vez tuve que estar encerrada más de una semana en casa sin contacto con el exterior y con una amenaza latente. Haré un paréntesis

para mencionar que hay lugares en los que desafortunadamente los pobladores están

expuestos a más riesgo, pero para un lugar en los suburbios de una pequeña ciudad, esto no es común.

Mucho se ha hablado de las repercusiones del Covid-19 en la salud emocional y mental de las personas. En un estudio reciente la OMS revela que alrededor del 4 por ciento de la población mundial padece algún tipo de depresión o la ha sufrido en algún momento de su vida.

En México los números aun son difusos, pero al menos 38 millones de personas se han sentido deprimidas y alrededor de 2 millones usa antidepresivos.

Son cifras alarmantes y en un año tan difícil como 2020 no sería sorpresa que los números se hayan disparado. Vivir con ansiedad o depresión no es para nada como lo pintan en las

películas. No es llorar todo el día y estar sumido en las cobijas (no todo el tiempo). Es una lucha constante contra todo y contra nada, contra ti y contra el mundo, contra tu alrededor.

Es un sentimiento de lucha interna y de indecisión, de angustia y se manifiesta de muchas maneras.

Dudé un poco al escribir sobre esto porque es un tema muy delicado, pero cada que me

levanto, veo que los números de episodios de ansiedad o depresión suben y eso es tan

alarmante como los números de coronavirus.

Este no es un mal que se cura en 7 días, es un trabajo constante en uno mismo y con los que nos rodean. Los obstáculos son muchos y las situaciones diarias todo un reto. El asilamiento es algo anormal para el ser humano, debido a que el hombre es social por naturaleza.

Desde nuestros primeros antepasados hasta el día de hoy, el humano busca por lo general establecer relaciones con otras personas y así comenzar con la interacción para generar convivencia y vivir en grupos o comunidades, por lo cual, cuando esta dinámica se rompe, genera un desbalance a nivel sociedad, personal y hasta químico.

Al estar sometido a grandes períodos de estrés el cuerpo entra en un estado de alerta

constante, lo que provoca cambios químicos en nuestro cuerpo. Nuestros estados de ánimo y emociones, desde un punto de vista científico, son el resultado de procesos químicos que liberan hormonas. Estas pequeñas sustancias son las encargadas de regular muchas cosas en nuestro cuerpo, es por ello por lo que la adrenalina y endorfinas pueden hacernos sentir desde vértigo hasta el enamoramiento.

Como mencionaba anteriormente, al alterarse nuestro ciclo de liberación de endorfinas, nuestro estado de ánimo puede cambiar, dando paso así a sentimientos de angustia, enojo, ira, tristeza o potenciarlos.

Es muy importante detectar todos estos cambios y conocer nuestro cuerpo, pero aún más

importante es saber que no estamos solos y solicitar ayuda inmediatamente. Las enfermedades mentales, al menos en México, siguen siendo un tabú para muchas personas y esto impide que se tomen tratamientos preventivos para nuestra salud mental y que esto no desemboque en consecuencias graves en nuestro cuerpo.

Las señales son difíciles de ver debido a que son internas, por lo que no podemos verlas a simple vista en otras personas en todos los casos. Es una lucha contigo y la negación de que estarás bien y “no pasa nada”.

Hay un dicho: “El tiempo cura mil heridas”, pero yo difiero sobremanera. El tiempo no cura nada, simplemente es una constante universal que sigue corriendo, mientras encuentras la manera de lidiar con tus problemas y resolverlos.

El tiempo por sí solo no cura ninguna herida, pero te da la oportunidad de usarlo para curarla. El tomar acciones para nuestra salud mental y emocional es tan importante como para la salud general de tu cuerpo.

A muchas personas les menciono que si cuidamos nuestra salud física tomando suplementos, haciendo ejercicio o sometiéndose a faciales para tener una piel saludable, ¿por qué no invertimos lo mismo en nuestra salud mental y emocional, que son las que nos ayudas a levantarnos por la mañana y que harán que vivamos una vida plena?

Para muchas personas la palabra psicólogo es sinónimo de locura y la palabra psiquiatra es innombrable. Como sociedad es nuestro deber cambiar esas concepciones e inculcarles a las nuevas generaciones que los psicólogos y psiquiatras pueden ayudarnos a enfrentar momentos difíciles, a tomar una decisión o simplemente a proveernos con herramientas para nuestra vida diaria y las diferentes situaciones.

Soy de la idea de que al menos una vez en la vida debemos acudir al psicólogo a evaluar

nuestra situación actual y salir con herramientas que nos ayuden a ser mejores personas y así poder ayudar a otras personas, y tener una sana convivencia con nosotros mismos y quienes amamos (y quienes no amamos).

Si durante esta pandemia han sentido alguno de los síntomas que he descrito, los invito a que tomen acción en su salud emocional y mental y no lo dejen pasar. Se escuchará cliché, pero vivimos tiempos sin precedentes y si no cuidamos de nuestra salud no podremos salir adelante como individuos y como sociedad.

Está en nuestras manos…

Este texto es responsabilidad única, total y exclusiva de su autora, y es ajeno a la visión, convicción y opinión de PorsiAcasoMx.

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Silvia Compean

Regiomontana hasta el hueso. Internacionalista, financiera y fashionista.
Mexicana en Estados Unidos. Curiosa del mundo y sus contrastes.

Fb: Silvia Compean

Instagram @shiviscompean