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Se escaparon los animales

En esta ocasión te platico de una fuga ocurrida aquí en Saltillo. Pero no se alarme, estimada y estimado saltillense, que no me refiero a una fuga de reos o de detenidos, sino de animales, y esto sucedió en esta hermosa ciudad en el no lejano año de 1981.

En aquellos años, no hace mucho, sobre el Blvd. Venustiano Carranza, a la altura de la Avenida La Salle, donde actualmente se encuentra el restaurante que «quien no lo conoce no conoce Saltillo», se instalaban los circos que venían a la ciudad.

Pues bien, un buen día, cuando un circo se presentaba y daba diversión a los saltillenses, de repente, en un abrir y cerrar de ojos un grupo de animales se escaparon del circo.

Dos tigresas y dos elefantes fueron los que se escaparon. Una de las felinas fue capturada al paso de unos minutos sobre la avenida de Las Américas, pero la otra tigresa y los dos paquidermos encontraron guarida en casa de la familia Garza Pérez, dónde por cierto en ese momento se encontraba un vendedor de enciclopedias tratando de hacer negocio con la señora Margarita Pérez.

Al llegar varias de las hijas del matrimonio Garza Pérez, quienes al día siguiente tenían la fiesta por el tercer cumpleaños de Josy, nieto mayor del doctor Garza Dávila y de la señora Margarita, se dieron cuenta que muchas personas trataban de entrar a su vivienda. ¡Cual sorpresa se llevaron cuando vieron que en la pila de su misma casa, había dos elefantes tomando y jugando con agua, mientras que la tigresa se abalanzó sobre la vaca, que todos los días surtía dos cubetas de leche bronca para consumo de la familia¡ Afortunadamente, sólo le rompió la paleta a la vaca.

Tanto fue el alboroto que se armó y no era para menos, que tuvieron que llamarle al doctor Luis Eduardo Garza Dávila, al teléfono de su consultorio, 3 71 38, ubicado en la calle de Victoria, para que se moviera de volada a su casa. Mayita y Marimar, testigas presenciales del acontecimiento, me aseguraron que vieron cómo el domador daba sendos tragos de una botella, que contenía algún líquido transparente, tal vez para darse valor, acompañado de cuatro personas más, quienes cargaban la jaula, pero desarmada. La aventura entre animales, domadores, vecinos, vendedores de enciclopedias y familia Garza Pérez duró casi tres horas. Al final de cuentas, el vendedor de enciclopedias no quería salir de la casa, asegurando que en esa vivienda entraban animales a lo bestia.

Al día siguiente, la piñata por el tercer onomástico de Josy se realizó, la administración del circo, apenada por lo sucedido, presentó todo el espectáculo circense en la fiesta, pero eso sí, sin elefantes ni tigresas.

Este texto es responsabilidad única, total y exclusiva de su autor, y es ajeno a la visión, convicción y opinión de PorsiAcasoMx.

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