HUESOS EN LA PATAGONIA: ¿CÓMO ES DESCUBRIR LOS DINOSAURIOS MÁS GRANDES DEL MUNDO?

Científicos argentinos descubrieron en la provincia de Neuquén los huesos de lo que podría ser uno de los dinosaurios de cuello largo más grandes del mundo. Conversamos con Alberto Garrido, uno de los miembros del equipo de investigación, sobre este hallazgo y sus inicios en la paleontología.


POR LAURA PUENTES

A los diez años Alberto Garrido ya tenía definido que quería ser geólogo, pero también a esa edad comenzó su pasión por la paleontología. Muy pequeño empezó a trabajar en una bicicletería en la ciudad que está al lado de donde vivía, Plaza Huincul, en la provincia de Neuquén, en Argentina.

“El señor que era el dueño de la bicicletería era un coleccionista. En ese tiempo era común, y tenía colecciones más que nada arqueológicas y de paleontología. Al ver las cosas que él tenía y me mostraba, me empezó a llamar la atención y a gustar. A tal punto que cuando cobré mi primer sueldo me compré tres cosas: un regalo para mi hermano menor y dos libros, uno de paleontología y otro mineralogía. Esos libros todavía los conservo”, cuenta Garrido en entrevista. 

En algunos de sus viajes familiares visitó la ciudad de Buenos Aires y siguió adquiriendo textos de paleontología. Aunque eran textos universitarios, él tenía 11 años y los leía todos. 

Al terminar su carrera de geólogo siempre imaginó laborar en la industria del petróleo. Pensaba que, quizá con un poco de suerte, como si fuera algo extraordinario, alguna vez podría participar de alguna excavación paleontológica. 

Hoy en día el doctor Alberto Garrido no solo es geólogo, también es director del Museo Provincial de Ciencias Naturales “Juan A. Olsacher” y profesor de la cátedra de Geología de Campo de la Universidad Nacional del Comahue. 

Desde hace varios años su nombre y el de otros investigadores ha tomado fuerza, no solo en la comunidad científica y paleontológica de Argentina, sino del mundo, pues ha trabajado en extracciones de fósiles de dinosaurios en diversas zonas del país sudamericano. Su más reciente descubrimiento no puede ser más sorprendente: los restos de uno de los animales terrestres más grandes que se han encontrado hasta la fecha.

El encuentro en una caminata 

En 2008, se abrió un proyecto de investigación iniciado por dos investigadores: el doctor Ignacio Canudo, de la Universidad de Zaragoza y el doctor Leonardo Salgado, de Argentina, quienes tuvieron la idea de buscar dinosaurios en el cretácico inferior de la cuenca neuquina.

Así, empezaron a trabajar diversas áreas que se preseleccionaron en base al conocimiento geológico y a distintos factores potenciales; comenzaron a avanzar de forma sistemática por cada uno de los sectores y contaron con la suerte de su lado: “Tuvimos mucha suerte porque fuimos descubriendo en cada una de estas áreas restos de dinosaurios”, dijo Alberto.

La Formación Candeleros es una unidad geológica que abarca parte de las provincias de Río Negro, Neuquén y Mendoza, en Argentina. Es la región en la que han aparecido algunos de los más grandes ejemplares de dinosaurios cuello largo en todo el mundo.
FOTO: NEUQUEN.GOB.AR

Cuando se encuentra un dinosaurio el equipo de trabajo se instala 20 o 30 días en el campo. Las zonas suelen están muy alejadas. Por esta razón una día a la semana se toman un descanso.

“Ese descanso consiste en realidad en salir a caminar un poco en los alrededores. Y así fue que, en el 2013, mientras estábamos extrayendo otro dinosaurio, uno de nuestros compañeros se topó en una de esas caminatas con tres cuerpos vertebrales que asomaban en la arcilla”.

Al darse cuenta que eran vértebras enormes y desconocer si solo eran esos huesos, hicieron una limpieza rápida hacia ambos lados de las vértebras y descubrieron que las secuencias seguían hacia uno y otro lado, en sucesión y articuladas. 

Fue ese momento en el que todos entendieron la dimensión del hallazgo. Sin embargo, tuvieron que pasar dos años más para comenzar la excavación. Y esto fue porque no podían dejar de extraer lo que ya estaban trabajando anteriormente.

Un dinosaurio sin nombre 

En cuanto a la antigüedad del hallazgo, los investigadores saben que está en el orden de los 98 millones de años. En cuanto a la especie, no se sabe aún a cual pertenece. Por esta razón no le han puesto nombre. Lo que se ha presentado hasta el momento es un informe preliminar donde se da a conocer las vértebras caudales que se extrajeron. Lo interesante es que si llega estar completo o muy completo, se podrán hacer comparaciones con otros grandes dinosaurios conocidos. Hasta ahora todo indica que el animal se encontraría completo. 

Los resultados se publicaron en enero en la revista científica Cretaceous Research, en un artículo firmado por los investigadores Alejandro Otero (Universidad de La Plata), José L. Carballido (Museo Paleontológico Egidio Feruglio), Leonardo Salgado (Instituto de Investigación en Paleobiología y Geología), José Ignacio Canudo (Universidad de Zaragoza) y Alberto Garrido (Universidad del Comahue).

Algo muy interesante de esta zona es que no tenía hallazgos previos, sino en áreas cercanas. Eran rocas donde hasta al momento no le habían prestado mucha atención los investigadores paleontológicos. 

El investigador Garrido sostuvo que, además de las diversas condiciones paleoambientales que se tienen que cumplir, hay otro factor que es fundamental y que se escapa a lo científico, y es la suerte: “Por más que uno sepa qué buscar y dónde buscar, si la suerte no acompaña, es más difícil. Y hemos tenido mucha suerte en este caso”, comentó. 

“¡No nos van a creer!”

En una de las tantas anécdotas vividas por el equipo hay una que sobresale. Muchos de los integrantes que trabajaron en este hallazgo estuvieron también en la extracción del Patagotitan, otro de los grandes titanes que apareció en la Patagonia argentina, y que se hizo famoso también por su tamaño descomunal. Así que los investigadores bromeaban que no les iban a creer haber encontrado uno más grande:

“Cuando empezamos a sacar este vimos que las vértebras eran más grandes aún, empezamos a revisar las libretas y a comparar. Nos miramos y dijimos: “¡otra vez!”. Acabamos de publicar uno que era gigante y ahora vamos a decir que hay otro más grande. No nos van a creer, van a decir que ‘estos siempre están diciendo que encuentran uno más grande’”.

Para este equipo ha sido un momento trascendental hacer un hallazgo y más cuando se dan cuenta que es algo realmente importante. Con el tiempo se lo toman con más calma, pero no deja de provocarles alegría. 

“La satisfacción es que uno cuando entra en la actividad científica busca hacer aportes importantes a la ciencia. Y hacer este humilde aporte desde nuestra especialidad es gratificante”. (Información de Amonite)

Comentarios