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Es por ti, es por todas

“Saltillo una de las cinco mejores urbes para vivir”, publicó El Diario de Coahuila el 27 de septiembre con base en un estudio del portal Lamudi, dedicado a la compraventa de residencias y pisos de lujo. Uno de los factores tomados en cuenta es “la percepción de alta seguridad”.

Ese mismo día, los medios de comunicación daban cuenta y razón del asesinato de una joven saltillense. “¡Justicia para Alondra! Fue brutalmente asesinada por supuesto ‘amigo’”.

Dos textos refutan en la misma portada de Zócalo la versión de la ciudad casi perfecta: “Niño de 12 viola a niña de 6. La víctima, grave”. “Ebrio se pasa alto e impacta y mata a médico. Es detenido”. La infante fue atacada “en los tejabanes (…) de la colonia Mirasierra”, cuya existencia, con toda seguridad, Lamudi ignora.

La víctima del choque fue Antonio Luis Feria Velasco, de 74 años, reconocido por su altruismo, dice la información. Entre un texto y otro aparece una fotografía del Alcalde con la llamada: “Modelo Saltillo se replica exitosamente. Policía Ambiental”.

Sobre el caso de Alondra Elizabeth Gallegos García (20 años), cuya desaparición se reportó el 21 de septiembre, la periodista Estefanía González advierte: “(…) desde los primeros días (los familiares) notificaron que la joven había estado en los departamentos donde fue asesinada, sin embargo las autoridades no hicieron nada al respecto”.

La noticia del vigésimo feminicidio en el estado, en un lapso de nueve meses, llegó a la plaza del Palacio de Gobierno donde se organizaba una protesta. Ernesto Acosta describe el ambiente: “No hubo proclamas, no hubo entrevistas. Habló el silencio” (Zócalo, 27.10.20).

El domingo, decenas de mujeres se reunieron frente a la sede del Poder Ejecutivo para exigir justicia. El crimen “desató ayer inéditas manifestaciones (…) que exigieron la renuncia de funcionarios, entre ellos el fiscal estatal”, escribió Rolando Chacón (Reforma, 29.10.20). Esta vez sí hubo arengas, canciones de protesta, velas encendidas, luto en el vestido y en las almas… pero sobre todo rabia en los corazones.

Por eso el encarando en las baldosas de la plaza –por la sangre de Alondra y de tantas víctimas– y de las huellas palmares impresas en las paredes del Palacio. Los vidrios quebrados y las ventanas abiertas tienen otro simbolismo, no el de la violencia. La demanda es romper con pasados ominosos, ventilar un sistema viciado y hacer que las autoridades gobiernen en función de realidades y no de percepciones.

La fachada del edificio representativo del poder se tapizó con carteles, la mayoría con dedicatorias y recriminaciones al alcalde Jiménez Salinas; otros se referían a sus aspiraciones políticas. La protesta fue un mentís a la autoridad municipal y a la cacareada percepción de “alta seguridad”: “En Saltillo me cuidan mis amigas #Saltillo no es seguro…”, “Yo no muero a mi me matan. Justicia para todas”, “(…) tu policía montada es un adorno”, “Estado feminicida”.

Una leyenda –tomada del 15-M español y adaptada por las feministas a su causa– enmarca a todas y anticipa un movimiento de mayor alcance, producto de la indignación contenida y de la arrogancia gubernamental: “Nos quitaron tanto que acabaron quitándonos el miedo”.

Se ha dicho de Saltillo que es una ciudad adormecida, pero algunas clases son más bien farisaicas (un empresario de 79 años acusa a su hijo de agresión y el influyente junior responde con una campaña infamante). Celebro que sean mujeres jóvenes quienes planten cara al poder y empuñen la antorcha de la libertad y la justicia. Es por Alondra, es por todas.

Este texto es responsabilidad única, total y exclusiva de su autor, y es ajeno a la visión, convicción y opinión de PorsiAcasoMx.

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