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De racismo y entretenimiento

En Argentina, un genio de la comedia llamado Peter Capusotto tiene un personaje nazi llamado Mickey Vainilla, que dice que sólo hace pop para divertir.

Odia a los indígenas, los pobres, los migrantes, los homosexuales, etc.

Además de una gran audiencia, Mickey y otros personajes de Capusotto son objeto de estudios, coloquios, debates, etc.

En Mexico tenemos a nuestro propio Mickey Vainilla de verdad, llamado Chumel Torres. Fuera de toda parodia, es un facho real y tiene millones de seguidores.

Dice que sólo hace comedia para divertir y se reclama víctima de censura. Esta es una de las razones por las que México tiene a una de las poblaciones culturalmente más atrasadas.

Yo apenas me enteré de esto y la verdad me da mucha tristeza, me recuerda lo mal que estamos en mi país.

LO QUE SE LLEVÓ…

Percibo en varios opinadores mexicanos una ola de indignación ante el anuncio de una plataforma de contenidos multimedia de retirar de su catálogo «Gone with the wind» para reintroducirla con una nota explicatoria sobre su carácter fundamentalmente racista.

Sin entender nada sobre lo que significa la lucha por la hegemonía cultural en los Estados Unidos, se rasgan las vestiduras contra el «totalitarismo de la corrección política», la censura y la intolerancia.

Nuestros opinadores merecen que alguien les explique con mucha paciencia… para empezar, «Lo que el viento se llevó» no es un ejemplo de entretenimiento puro e inofensivo.

Es una película sobre los dueños de plantaciones de esclavos que lucharon del lado de los Confederados y perdieron ante la Unión. Los esclavistas Scarlett, Rhett, Ashley, etc. son retratados como personas encantadoras y apasionadas, sin que nunca se haga una crítica a su estilo de vida basado en el trabajo de los esclavos negros, quienes por cierto sólo aparecen en el film como una servidumbre pintoresca.

Mientras Scarlett O’Hara es presentada como el prototipo de la belleza, la perseverancia, etc., su nana negra es un accesorio voluminoso que sólo tiene su buen sentido del humor para aportar a la historia.

La violencia de las relaciones de poder y la dominación material y simbólica queda borrada por una trama aparentemente despolitizada, acompañada de una producción de gran calidad estética.

Por el enorme reconocimiento que tuvo en su momento, el filme sirvió para naturalizar la violencia del sistema esclavista y la nostalgia confederada.

Un expectador ajeno al contexto hasta podía sentir empatía por la tragedia de la familia O’Hara, deseando que recuperara la bonanza de su plantación y que Ashley le hiciera caso a Scarlett (como si fueran cosas al mismo nivel).

Como sabemos, la industria del entretenimiento suele tener más influencia en la formación de las personas que su educación formal.

Pedir que los productos culturales que se basan en la exaltación de la violencia racial, de género, clase, etc., abierta o velada no sean consumidos como si nada, no es un acto de censura, es un llamado a poner fin a la normalización de la asimetría de poder.

Esto no tiene que ver con corrección política, sino con educación. Los discursos de odio o que naturalizan la dominación no pueden ser admitidos en nombre del respeto y la tolerancia, precisamente porque promueven lo contrario.

Quienes están pidiendo que se le ponga un alto a la normalización de la opresión en la esfera simbólica no lo hacen porque odien la cultura, quieran cambiar el pasado, etc. sino porque aspiran a que la gente sea educada en el respeto a la diversidad, la conciencia de las desigualdades y la búsqueda de justicia social.

Que películas como «Gone with the wind» sigan siendo vistas, pero como lo que son: Un testimonio sobre el racismo y no un una historia de amor para pasar el rato.

Adela Cedillo es Doctora en Historia de América Latina por la Universidad de Wisconsin-Madison Es licenciada en Historia y maestra en Estudios Latinoamericanos por la Universidad Nacional Autónoma de México. Ha publicado artículos en revistas indexadas y de divulgación y capítulos en obras colectivas sobre la Guerra Sucia mexicana, las organizaciones armadas revolucionarias, los derechos humanos y la guerra contra las drogas.

TW @Eliseirena

Este texto es responsabilidad única, total y exclusiva de su autora, y es ajeno a la visión, convicción y opinión de PorsiAcasoMx.

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Adela Cedillo

Doctora en Historia de América Latina por la Universidad de Wisconsin-Madison Es licenciada en Historia y maestra en Estudios Latinoamericanos por la Universidad Nacional Autónoma de México. Ha publicado artículos en revistas indexadas y de divulgación y capítulos en obras colectivas sobre la guerra sucia mexicana, las organizaciones armadas revolucionarias, los derechos humanos y la guerra contra las drogas.

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