El éxito de estas notas, de este “Block de Notas”, es suyo, estimado lector, no mío. Agradezco que usted haga suyas mis ideas y reflexiones. Si muchas de ellas no le interesan o agradan, deséchelas como bagazo. Mándelas a la basura.
Pero al parecer y como siempre, ando con cierta puntería. Es decir, hace poco le dije aquí de varias y “extrañas” maneras de morir en la Región Sureste de Coahuila.
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Extrañas, por decir lo menos. E insisto, no es azar, es destino. Un destino manifiesto para decirlo como los vecinos gringos, que traen a la presidenta Claudia Sheinbaum acotada y por la calle de la melancolía y la amargura.
Varias maneras recurrentes de morir: si usted se convierte en bellaco motoneto, más temprano a tarde morderá el pavimento, lo van a recoger con pala o espátula y va a morir; si usted se suicida, pues ya no es noticia. Pero ahora no sé si usted lo ha notado: se suicida puro chaval, puro adolescente.
Si usted bebe y maneja, lo más probable es que se mate en un fatal accidente de tránsito, o bien, mate usted a un ser humano. Matar o morir es la divisa. Las vacunas de agua de horchata siguen haciendo su tarea milimétrica con todo mundo: caen fulminados por “infarto.” Y claro, las hordas de pandillas, las cuales se enfrentan de manera feroz cada fin de semana o entre semana, ya da igual el día.
De todo lo anterior he recibido hartos y variados comentarios. Un punto: es increíble que todo mundo pide y exige mayores controles por parte de las autoridades; piden mayores multas de tránsito, simpatizan con esa aberración de los llamados “Anexos” de las casas de rehabilitación urbanas (nadie sale vivo de allí, ha dicho el académico y periodista Luis Carlos Plata); a estas alturas de la vida, la gente pide, sigue pidiendo que la televisión o el internet eduquen, que sean educativos (lo que eso signifique hoy).
Es decir, en un mundo de libertades, piden dictadura y que el gobierno estatal (Manolo Jiménez Salinas) o los municipales (Javier Díaz y Tomás Gutiérrez Merino) tomen cartas en los anteriores espinosos asuntos y, literal, les digan cómo hacer las cosas, a qué horas conducir, ser detenidos porque se les pasaron las copas y un largo etcétera.
Lo anterior es una tesis moral de Fernando Savater en uno de sus bien medidos libros: los ciudadanos se consideran menores de edad, no tienen carácter, inteligencia ni poder de decisión, por lo cual, le trasladan al Estado toda la responsabilidad de su patético bienestar. ¡Puf!
Y claro, todo lo anterior encuentra eco en el tejido del cual aquí le he contado: de encontrar en la obra de los grandes autores, como William Shakespeare, las respuestas a las grandes preguntas. Los personajes sirven como ejemplo en materia literaria, psicoanalítica, teatral, en política, cinematográfica e incluso histórica, aunque históricos no son del todo. Cada obra de teatro de Shakespeare acepta una multiplicidad de interpretaciones o lecturas de acuerdo con las posibilidades del espectador y lector en turno, eso que se le llama bagaje.
¿Quiere usted hablar del juego de poder? Vaya a WS. ¿Quiere usted abordarlo desde su vena histórica? Vaya usted a WS. ¿Quiere usted aprender o ver vericuetos donde bulle la condición humana como el sexo, el odio, la muerte, la ira, los celos? Vaya usted a WS.
¿Quiere usted aprender sobre los entretelones de los gobiernos no antiguos, sino actuales? Vaya usted a WS. ¿Quiere usted aprender sobre el arte de la guerra? Vaya usted abrevar a la pluma de WS.
ESQUINA-BAJAN
Nota 1: ¿Qué es más importante: el amor de una mujer a la cual en teoría se ama o tener poder, harto poder? ¿Es más importante una mujer o la sociedad o el mismísimo país? Escribe William Shakespeare dándole voz a un personaje: “Cuando las circunstancias lo exigen, hay que sacrificar a las mujeres.
En verdad que sería lamentable sacrificarlas sin motivo; pero si es necesario decidir entre ellas y una causa importante, nada significarán ellas para nosotros…”. Insisto, las mujeres agrupadas bajo el manto del fatídico “8M” anual, deberían quemar todo William Shakespeare, no es para ellas, y eso llamado hoy “equidad de género”, “diversidad”, y ese tipo de yerbas de “igualdad” y un largo etcétera.
Nota 2: “Camión atropella a un hombre en el centro de Saltillo. Muere Alfredo Vega” (18 de noviembre). “Muere niña de un disparo. Silvia Guadalupe de apenas 13 años” (desde el 28 de octubre estaba reportada como desaparecida). “Mujer con esquizofrenia se da un tiro en la cabeza” (17 de noviembre). “Manda a bellaco a volar en el centro” (18 de noviembre). La fatalidad no llega sola y es diaria, la “cabeza” de la nota periodística de “El Guardián”, en letra de don Martín Rojas, lo dice todo: “Se van de peda con San Pedro. Mujeres en estado de ebriedad mueren en trágico accidente de auto” (domingo 16 de noviembre).
Nota 3: Usted conoce la siguiente cita, pero vale la pena repetirla, es de Edgar Allan Poe escrita en “El Gato Negro”, reconocemos su genio y poderío al haber dejado tatuado lo siguiente a fuego lento. Lo cual se cumple a diario hoy en día en Saltillo y en todo el país…
LETRAS MINÚSCULAS
Lea usted: “¿Qué enfermedad se puede comparar con el alcohol?”.

JESÚS CEDILLO
Periodista, escritor y poeta, con más de 40 años en la legua cultural y explorando el mundo.
Este texto es responsabilidad única, total y exclusiva de su autor, y es ajeno a la visión, convicción y opinión de PorsiAcasoMx
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