Ya preocupan

«Nada es verdad ni es mentira, todo es según el color del cristal con que se mira», dijo el poeta español Ramón de Campoamor.

Es decir que, lo que usted ve, lo que usted percibe de una situación determinada, puede verse diferente desde el otro lado de la mesa.

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Los Tigres regresaron de sus excursiones por Zapopan y Ciudad Universitaria con dos puntos en las alforjas. Exigua cosecha, pensarán algunos. De lo perdido, lo que aparezca, dirán otros.

Empate fuera de tu cancha es negocio, piensan

algunos. Con ese equipo, ante esos rivales –dirán otros– no ganaron dos puntos; perdieron cuatro.

Tigres lleva en sus últimos siete partidos cuatro empates, dos derrotas (incluido Inter de Miami) y solo un triunfo por 1-0 ante Santos.

Los tres recientes resultados han sido dos 0-0 y anoche ante Pumas 1-1.

El juego ante Pumas fue muy trompicado. Mucha patada, mucho golpe. Ese equipo es mediocrón y saben muy bien pegar, gritar, empujar, patear y ensuciar el juego. Jugar fútbol, no tanto. El único futbolista de calidad ahí es Keylor.

Para nadie es un secreto que los silbantes, la liga misma no quiere a los equipos regios.

Bien pitado el penal por una mano accidental de Sánchez Purata, pero el mismo que falló, Ramsey, debió irse expulsado por un codazo sobre Guzmán, sin pelota; lo mismo que Angulo, el lateral izquierdo puma, por un pisotón sobre Rómulo que Televisa, parte de la corrupción futbolera en México, jamás repitió. Bueno, una vez, de lejecitos, no las 20 que repitió la mano del penal.

Visto como se dio el juego, fue bueno el empate, pero más allá del resultado, hay cierta preocupación en la afición felina.

El volumen de juego no aparece. Si Bruneta no anda inspirado y sale a pasar la noche, nadie genera nada, a no ser Correa, que va a todas, pero genera poco.

Ante Chivas, dos tiritos llorosos a las manos de Rangel y no se trajeron tres o cuatro porque el muchacho González no supo cómo resolver en las que tuvo.

Pero Tigres, Tigres ya preocupa…

Ya comenzaron a darse cuenta los que tomaron la decisión, que se equivocaron.

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Y del Monterrey, que tan bien iba, ya lo bajaron de la cima donde dicen que tenían frío.

El duelo ante América parecía que lo tenían muy bien controlado. Bloqueando todos los conductos, quitándoles el balón y manteniendo el ritmo, sin acelerar de más.

Cuando América presionó en la segunda parte, tiraron la línea más atrás y se les echaron encima. La media dejó de contener y tuvieron que quitarse los golpes arrinconados en su esquina, o en su área, que es lo mismo.

Como que cuando un boxeador sabe defenderse bien y confía en eso, hasta que le empiezan a doler los fregazos y a minar su resistencia. Eso le pasó a Rayados. No pudieron hacer el 3-0, decidieron defenderse sin la pelota, poniendo más defensas y les costó perder dos puntos.

Y lo que le dije al principio, depende del cristal con que se mire el asunto…

Si Juárez no supera a Ramos en el salto y clava el empate con un sólido frentazo, probablemente algunos estaríamos hablando de un extraordinario partido de Rayados. Y no. No lo fue tanto. No fue malo, para nada, dominaron gran parte del juego, pero no supieron mantener el control, se dejaron arrinconar y se les escapó el triunfo.

Los goles de Ambriz y Canales muy bien. El pase de Ocampos al espacio, y la ejecución del tanto, valieron el boleto.

Vale la pena destacar que me sorprendió el árbitro al no echar a Lucas por un manotazo –accidental, por supuesto– a la cara de Cáceres.

Porque, por menos que eso, en una Final, los sicarios de Televisa, acuchillaron a Tigres.

Hoy el juez estuvo muy correcto, luego del papelón de Oscar Mejía, el que ayer perjudicó a Tigres y al América ante Chivas hace unos días les regaló 17 minutos de compensación y dos más que los televisos le retrasaron al cronómetro. Además de una falta inexistente de donde cayó un gol americanista.

Una verdadera asquerosidad…