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¡Ya Basta! La libertad no se negocia

La libertad no se defiende en los discursos, sino en la vida diaria. Se protege cuando educamos con valores, cuando elegimos la verdad sobre la comodidad, cuando decidimos no ser cómplices del miedo.

En la historia de México, los ecos del pasado siguen resonando como advertencia.

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Cada generación ha tenido sus mártires, hombres y mujeres que se atrevieron a desafiar la injusticia y que pagaron con su libertad, su nombre o su vida.

Desde los que cayeron por defender la democracia, hasta los que hoy alzan la voz por un país más justo, todos comparten la misma herida: haber creído que hablar con verdad era un derecho, cuando en realidad se ha vuelto un acto de valentía.

El atentado contra Carlos Manzo, Bernardo Bravo, Luis Donaldo Colosio y muchos otros empresarios, periodistas y líderes sociales no es solo un golpe a individuos: es un ataque directo al alma del país.

Representa el intento de silenciar la conciencia colectiva, de apagar esa chispa que aún sueña con un México libre, ético y humano. Pero hay algo que el miedo no puede lograr: matar la verdad. Las ideas sobreviven a las balas, los ideales vencen al terror.

Cada agresión contra la libertad es una prueba de que aún hay quienes le temen al despertar de un pueblo consciente.

Las causas son profundas: impunidad, corrupción, odio, y una apatía social que nos ha anestesiado. Nos acostumbramos a ver la violencia como una noticia más, y a la injusticia como parte del paisaje cotidiano.

Pero cuando un país se acostumbra al miedo, deja de ser libre. ¡Ya basta! No podemos seguir callando ante quienes intentan arrebatarnos el derecho a pensar, a disentir, a construir.

La libertad no es un favor que se concede, es una conquista que se defiende. Es momento de convertir la indignación en acción, la rabia en conciencia, el dolor en propósito.

Y aquí surge la reflexión más profunda: la libertad no se defiende en los discursos, sino en la vida diaria.

Se protege cuando educamos con valores, cuando elegimos la verdad sobre la comodidad, cuando decidimos no ser cómplices del miedo.

Porque los hombres pueden morir, pero las ideas trascienden. Porque los héroes no son los que nunca caen, sino los que, aun heridos, siguen creyendo. Y porque el silencio… es la tumba más grande que puede tener una nación.

México no puede seguir enterrando voces. Hoy, más que nunca, tenemos que despertar.

Viva México, ¡¡¡¡Viva la Libertad!!!!!

carlos@openmx.online

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CARLOS PEÑA SALAS

El autor es especialista en inversiones y soluciones financieras.

Este texto es responsabilidad única, total y exclusiva de su autor, y es ajeno a la visión, convicción y opinión de PorsiAcasoMx

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