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Viesca: Doña Evelia, la primera mujer ejidataria y comisariada en Ignacio Zaragoza

Relata que no necesitó campaña, pues su carisma y trabajo la respaldaron. Evelia Barajas de la Rosa es originaria del ejido Ignacio Zaragoza, del Municipio de Viesca. Llegó a estas tierras el 14 de agosto de 1962. Sus padres fueron Gerardo Barajas Núñez y Petra de la Rosa de la Torre.

Además de Evelia, concibieron a otros diez hijos: María Concepción, Pedro (+), Norma, Armando, Concepción, José, Rolando, Rosalinda, Imelda y Patricia. Ella desciende de gente política, su mamá, la señora Petra, fue sobrina del presidente de Viesca, don Hilario de la Torre (1937-1938) con adscripción al Partido Nacional Revolucionario.

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Por el lado de su papá, la señora Evelia heredó el altruismo y el apoyo a la comunidad de su tío don Jesús Barajas. En el rancho de Ignacio Zaragoza era conocido por ser una persona de gran corazón. Tenía molino de nixtamal y apoyaba a las personas que acudían a la molienda cuando no contaban con recursos. También tenían tractores y herramientas necesarias para las siembras, las cuales prestaba a los ejidatarios para que sembraran, y ellos le pagaban con lo que cosechaban. Cultivaban frijol, trigo, maíz y cártamo cuando llegaba el agua del río Aguanaval. Actualmente, es difícil aprovechar esas pocas avenidas porque, por las “abras” –aberturas en la tierra– de Mieleras, sólo recargan el acuífero de la zona.

La gente de antes platicaba que iban a recoger el cártamo que quedaba tirado; los niños lo juntaban en botes y tinas, y lo cambiaban en la tienda. El señor Jesús dejaba juntar también el trigo, y con el maíz que recogían en las labores hacían tortillas y criaban cerdos. La gente se ayudaba con ello.

Al cumplir 4 años, a la señora Evelia se la llevaron a vivir por un tiempo al ejido La Fe, con su tío don Jesús. Él no tenía hijos, sus sobrinos eran sus descendientes. De La Fe a Ignacio Zaragoza se iban caminando a la escuela Ricardo Flores Magón; son 2 kilómetros. Culminó la educación primaria con buen promedio. De niña jugaba a ser la maestra de la escuela, así ayudaba a los demás niños a leer y escribir. Luego se trasladó a Torreón con su tío Jesús, ahí tomó un curso de corte y confección, y aprendió el oficio.

Cuando regresó a Zaragoza con sus padres, atendía la tienda. Su papá compraba cerdos y vendía la carne y los chicharrones: colocaban la bandera roja afuera de la tienda en señal de que había venta de carne de puerco y de cabra.

Se casó a los 18 años con Martín Chávez Gutiérrez; procrearon a Alma Ivone, Ana Laura, Martín y Karla Patricia. Todos sus hijos son profesionistas, lo comparte con gran felicidad. Después de que se casó, sus padres y hermanos se fueron a buscar mejores oportunidades de vida. Su papá era ejidatario, sembraba chile pulla y frijol. Cuando regresaba a recoger la cosecha pedía a sus compañeros ejidatarios que aceptaran a su hija como su sucesora, pero por ser mujer y de 19 años, no lo aprobaban. Pero con el tiempo, fue la primera mujer ejidataria en el grupo.

Ella tiene una tienda en el ejido Ignacio Zaragoza y ayuda a la comunidad: les fía a las familias y, aunque algunas no le pagan, les sigue fiando. Ella organiza los festejos del Día de la Madre, consigue regalos, nieve y prepara los alimentos que ofrece, la gente coopera para ello. Llegó a ser electa presidenta del Comisariado Ejidal del ejido Ignacio Zaragoza. Relata que no necesitó campaña, pues su carisma y trabajo la respaldaron. Ya la habían propuesto varias veces, pero su esposo se oponía, hasta este año, el 8 de marzo, fue electa como la primera mujer comisariada del ejido.

Evelia es una excelente gestora: logró que el agua potable llegara al ejido y organizó el festejo por el aniversario del ejido (el 5 de mayo) con el apoyo de los dueños de los ranchos lecheros. Anda siempre muy activa y sigue atendiendo y administrando la tienda de abarrotes que era de su papá, con la ayuda de su hija Karla. Conservan todavía el primer mostrador.

Cuando se casó buscó la forma de salir adelante, vendía bolis y gelatinas, y en el kínder, al que asistía su hija, aprovechaba para vender. Como comisariada ejidal organizó el festejo del Grito de Independencia. Es la primera vez que lo hacen en grande, la comunidad participó en la verbena popular y realizó una lotería.

Ella hace hincapié en que sintió un gran nudo en la garganta al dar el Grito de Independencia en el ejido que la vio nacer. La vida de Evelia muestra que los destinos y los sueños se cumplen pese a las adversidades.

jshv0851@gmail.com

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SALVADOR HERNÁNDEZ VÉLEZ

SALVADOR HERNÁNDEZ VÉLEZ es ambientalista, académico, escritor y senderista. Ex Rector de la Universidad Autónoma de Coahuila. Este texto es responsabilidad única, total y exclusiva de su autor, y es ajeno a la visión, convicción y opinión de PorsiAcasoMx