El Buen Fin llega cada año como uno de los momentos más esperados por consumidores y comercios. Y aunque suele verse envuelto en debates sobre si efectivamente hay descuentos reales, vale la pena destacar el lado positivo de esta iniciativa cuando se mira desde una perspectiva de consumo responsable.
Participar en El Buen Fin no tiene por qué ser sinónimo de endeudarse. Muchas familias han encontrado en estos días una manera inteligente de adelantar compras de fin de año, renovar electrodomésticos que ya no funcionan o adquirir servicios educativos y de salud a costos más accesibles. Todo se transforma cuando cambiamos la intención: de comprar por impulso a comprar con propósito.
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El Buen Fin puede ser una verdadera oportunidad. No por el frenesí de las compras impulsivas, sino por la posibilidad de planear, comparar y adquirir aquello que realmente necesitamos a un mejor precio. En tiempos donde cada peso cuenta, aprovechar un descuento auténtico puede significar un alivio en el presupuesto familiar, especialmente cuando se trata de productos duraderos o servicios que mejoran nuestra calidad de vida.
La clave está en informarnos. Comparar precios antes del evento, revisar las condiciones de meses sin intereses y priorizar aquello que realmente tiene un impacto positivo en nuestro hogar. Cuando se hace así, El Buen Fin deja de ser un “maratón de ofertas” y se convierte en una herramienta para ahorrar, planificar y consumir mejor.
También es una buena noticia para los pequeños negocios, que encuentran en estos días un respiro para incrementar ventas y atraer nuevos clientes. Si como consumidores apostamos por productos locales, servicios regionales y comercios responsables, contribuimos a fortalecer la economía cercana, la que sí impacta directamente en nuestras comunidades.
El consumo responsable no implica dejar de comprar, sino comprar conscientemente. El Buen Fin puede ser una experiencia positiva si la vivimos con una lista clara, un presupuesto definido y la disposición de elegir lo que suma, no lo que endeuda.
Una recomendación clave para este Buen Fin es establecer un presupuesto firme y respetarlo. Es fácil dejarse llevar por la emoción de las promociones, pero decidir desde antes cuánto podemos gastar evita endeudamientos innecesarios. También es útil verificar precios días previos en distintas tiendas físicas y en línea; así podremos identificar descuentos reales y no solo etiquetas llamativas. Herramientas digitales como comparadores de precios pueden ser grandes aliadas para no pagar de más.
Otra sugerencia práctica es priorizar compras que generen bienestar real en el hogar. Esto incluye reemplazos de electrodomésticos esenciales, adquisición de tecnología útil para estudiar o trabajar, o servicios que aporten salud, educación o seguridad. Si se opta por meses sin intereses, conviene revisar cuidadosamente los términos y evitar que varias compras pequeñas se acumulen en pagos que después presionen las finanzas. La idea es que el Buen Fin sea una oportunidad para ahorrar, no una carga para el futuro.
Al final, este fin de semana comercial puede recordarnos algo esencial: que la mejor compra es aquella que nos hace sentir tranquilos después, no arrepentidos. Y cuando se usa correctamente, El Buen Fin puede ser el aliado perfecto para cerrar el año con finanzas más sanas y decisiones más inteligentes.

JÉSSICA ROSALES
Periodista con 20 años de experiencia en distintos medios de Coahuila.
Este texto es responsabilidad única, total y exclusiva de su autora, y es ajeno a la visión, convicción y opinión de PorsiAcasoMx
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