En esta ocasión te platico la historia de una familia que durante décadas —casi un siglo—, se ha dedicado a dar servicios al calzado de los Saltillenses, me refiero al Taller de Calzado Alvarado.
El iniciador de este negocio fue don Manuel Alvarado Contreras en el año de 1934, cuando empezó como zapatero para así poder sostener a su familia, debido al fallecimiento de su padre, don Delfino, incorporándose, en poco tiempo, al negocio sus hermanos Isidro y Apolinar.
La primera ubicación del taller de calzado fue en el cruce de Mariano Escobedo y el callejón de Miraflores, muy cerquita del templo de San Juan Nepomuceno, precisamente donde tenían su hogar, siendo la jefa de familia doña Josefina, madre de los tres zapateros.
Cuando el dueño de la propiedad les aumenta la renta, los tres hermanos deciden separarse y continuar en el negocio, apoyándose entre sí. Isidro acordó quedarse en esa ubicación, mientras Manuel cambió de domicilio, a media cuadra por el callejón de Miraflores. Por su parte Apolinar abrió su taller de calzado en la calle de Acuña, bajando Ramos.
De la descendencia de los tres zapateros Saltillenses, 9 hombres y 8 mujeres, sólo Carlos Francisco, Arturo y Oscar Armando, hijos de Apolinar, se dedican al oficio de ser zapatero.
Un nieto de Manuel y dos nietos de Apolinar (espéreme tantito estimada y estimado Saltillense, pues antes de continuar con la Cápsula Sarapera quiero decirle que Carlos, hijo de Carlos Francisco y nieto de don Apolinar fue alumno mío en la Facultad de las Ciencias de la Administración de la UAdeC, de donde gracias al trabajo como zapatero de su padre logró concluir sus estudios de Licenciado en Administración de Empresas). Bien, pues él junto a su hermano Yafet de Jesús, forman parte de la tercera generación de zapateros Alvarado.
Cuando platiqué con ellos en su taller ubicado en Felipe J. Mery y Urdiñola en la colonia Lamadrid, entre bancos de acabado, pies de fierro, máquinas landys, caimanes, botes de pegamento, clavos y máquinas de coser, me comentó Carlos Francisco que le emocionaba mucho que en ocasiones sus nietos venían al negocio a trabajar, esperando que en poco tiempo ya fueran la cuarta generación de zapateros.
Cuando les pregunté por el trabajo más difícil que han realizado, Carlos Francisco, sentado detrás de un escritorio, me dijo: “No hay nada difícil, sólo tenemos que dedicarle más tiempo”. Por su parte, mi alumno me aseguró que lo más complicado es realizar calzado ortopédico y la fabricación de bota vaquera, pues hoy en día han ampliado el negocio no sólo para la reparación, sino también para la elaboración de calzado.
¿Clientes? Muchos, que digo muchos, muchísimos, pues no sólo tienen clientes de esta hermosa ciudad de Saltillo, también cuentan con consumidores de Texas, Chihuahua, Nuevo León, además de españoles, colombianos y hasta una rusa a quien le fabricaron unas botas, batallando mucho, pues me asegura Carlos que tenía un chamorro enorme.
Amiga y amigo Saltillense, si algún día requiere un servicio de zapatero, no dude en visitar a mis amigos del Taller de Calzado Alvarado, quienes con mucha atención y profesionalismo lo atenderán, siendo así parte de la historia de casi 100 años, lo cual es algo muy de Saltillo y que vale la pena presumir.

Francisco Tobías
Egresado de la UdeC, Master en Gestión de la Comunicación Política y Electoral por la Universidad Autónoma de Barcelona, el Claustro Doctoral Iberoamericano le otorgó el Doctorado Honoris Causa. Es también maestro en Administración con Especialidad en Finanzas por el Tec Milenio y actualmente cursa el Master en FinTech en la OBS y la Universidad de Barcelona. Este texto es responsabilidad única, total y exclusiva de su autor, y es ajeno a la visión, convicción y opinión de PorsiAcasoMx