Suavecitos

Por supuesto que es muy complicado jugar contra un rival que viene a meterse a su área y no salir más que en situación extrema.

Así lo hizo Pumas, pero ésa es la naturaleza de un equipo cicatero y limitado como el del Pedregal. No Puedes quejarte de que no te dejaron jugar, que te pisaron, empujaron, patearon y te dificultaron el trayecto.

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Pumas es así, lo hemos dicho antes, es un equipo mugroso que le encanta ensuciar el juego.

Pese a ello y a que les robaron un penal, Monterrey no mostró las condiciones necesarias ni suficientes para ganar el partido. Les faltó raza, hambre, temple, carácter, por decirlo de una forma apropiada, no se vayan a enojar los señoritos de azul y blanco.

De hecho, llegar a este equipo te lima las garras, como a los toros de cierto Matador regio, que llegaban «arreglados» a la Plaza porque les limaban las astas en el camino. Así estos… llegar a Rayados te vuelve suavecito, te da estatus, te da mucha plata y te quita el hambre, la ambición, y hasta las agallas… Basta ver a Ramos que hasta con un tunelito lo evade Medina en la entrada del área porque el capitán rayado llegó como niña y no trabó como se debe.

Si a eso le agregas que el señor entrenador hace experimentos con un central de contención; Con Martial totalmente perdido al frente y un Canales que jamás halló el camino al arco.

Cuando mandaron a Fimbres al frente comenzaron a tocar ya tocar y a tocar; nadie la quería, todos la entregaban como papa caliente. Eso sí, a un ritmo lentón, dormilón, pazguatón. Como que en ese equipo está prohibido correr.

Llegas al estadio al minuto 80 y por la parsimonia –iba a decir hueva, pero no puedo decir eso– con que se mueven los Rayados, parecieran que van ganando 4-0.

Si te das cuenta, juegan igual si van ganando, empatando, o perdiendo, si es el minuto 5 ó el 75 … Champurrado parece que traen en las venas, no sangre.

Y sin embargo, ése no es el problema..

El verdadero problema es que para la próxima, el estadio seguirá lleno.

Les encanta que les vean la cara.

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De los Tigres, una diferencia abismal, por lo menos en esta fecha 13.

Dieron un partido muy atractivo que al final terminó con

el marcador a su favor. Y aunque Bruneta se apuntó tres goles a la cuenta, el que se llevó los reflectores fue Diego Sánchez, «El Chicha».

Es un jugador muy inteligente que sabe moverse muy bien en la cancha y aunque ya había mostrado ciertos destellos de calidad, esa noche del viernes fue redonda para él. Corrió, la pidió, se desmarcó siempre, recuperó pelotas, aguantó vara con los empujones que le daban los abusivos rivales y sin chistar, diferente a Láinez que le encanta llorar, quejarse y hacerse la víctima.

Con dos asistencias, redondeó su actuación, dejando muy mal parados a otros jugadores del equipo como el mismo Láinez con beca en Tigres y en el Tri, Antuna y Marcelo que han tenido muchas más oportunidades que Sánchez.

Ojalá lo mantengan porque juega más que algunos otros, no porque tengan que completar una cuota de minutos.

A menos que esté sucediendo lo que sospechamos…

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Y del Tri, no hay mucho que decir que no se haya dicho antes.

El 70 por ciento de ese plantel convocado en los últimos dos juegos, no tiene nada que hacer ahí.

Aguirre va blindado. No lo van a mover. No en este momento. Y no le importa mucho.

Javier no ha ganado nada en los mundiales que ya estuvo, sin embargo, se equivocaron llamándolo aquella segunda vez y esta tercera.

Igual, lo que uno diga o escriba sale sobrando. Ese negocio del Cártel del gol es eso.

Lo que duele es que usen el escudo nacional en el pecho esta bola de mercenarios sinvergüenzas.

Comenzando por los directivos que regentean la franquicia como un negocio particular y no le rinden cuentas a nadie…

Son como Infantino y su FIFA, una negocio particular y la gente, zombies al fin, les encanta que los engañen y les den atole con el dedo.

¿O no?

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