Un movimiento aspira a sumar adeptos, pero para ello los ciudadanos deben de entender qué representa el movimiento y qué busca conseguir, pero hasta ahora no se tiene claro.
El movimiento de la Generación Z carece de un programa político claro, lo cual puede impedir su crecimiento.
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En México muchas cosas andan mal y el Gobierno Federal ha quedado a deber en muchos ámbitos. Por ello, no resulta extraño que un grupo de personas decida organizarse para protestar en las principales plazas públicas del país. No es relevante la edad de los manifestantes ni si tienen alguna filiación o interés político, es un derecho constitucional que tienen y pueden ejercerlo.
En cambio, el gobierno tiene la obligación de escuchar y, en la medida de lo posible, de atender. No toda manifestación parte de tener razón, ni todas las demandas son atendibles, pero la actitud de los gobernantes debe ser siempre de apertura al diálogo y escucha activa.
De igual manera, el gobierno debe abstenerse de reprimir las protestas. Fue lamentable la actuación de los granaderos que, en lugar de centrarse en los actores encapuchados que generaban violencia, arremetieron, como lo muestran decenas de videos, contra ciudadanos que protestaban de forma pacífica, e incluso arrestaron a algunos y los acusaron de delitos que no cometieron.
Pero fuera de que el derecho de protesta debe ser salvaguardado y respetado, donde los ciudadanos no tienen que justificar su ejercicio ni actuar de forma apartidista, lo cierto es que el movimiento de la Generación Z tiene un gran problema que ha quedado en evidencia en las marchas: carece de un programa político claro, lo cual puede impedir su crecimiento.
Es decir, un movimiento aspira a sumar adeptos, pero para ello los ciudadanos deben de entender qué representa el movimiento y qué busca conseguir, pero hasta ahora no se tiene claro, es decir, resulta obvio que están en contra del Gobierno Federal y han sumado la reivindicación de justicia por la muerte de Carlos Manzo, pero hasta ahí.
Carecen de banderas porque en gran medida surgieron como un movimiento en redes que quiso emular las protestas en Nepal, las cuales causaron la caída del gobierno de aquel país, pero en dicho lugar tuvieron claro por qué protestaban y qué estaban solicitando, es decir, había una estrategia clara.
En cambio, en México carecen de banderas y no estoy diciendo que no las puedan tener, hay muchos insumos de los cuales echar mano, como la inseguridad en muchas regiones del país, los escándalos de corrupción que no son atendidos, la desaceleración económica, la falta de inversión en los sistemas de salud y educación, pero hasta el momento esas causas no se han planteado con claridad en algún documento o video que explique la razón de ser del movimiento.
Esta indefinición, sin duda, causará su debilitamiento, porque las personas no se suman a algo con lo que no pueden identificarse, y también dará pie al oportunismo, es decir, a la llegada de actores políticos que quieran usar el movimiento en su propio beneficio, ya que, al estar en los terrenos de la indefinición, cualquiera puede buscar erigirse como su vocero.

Víctor Manuel Sánchez
Este texto es responsabilidad única, total y exclusiva de su autor, y es ajeno a la visión, convicción y opinión de PorsiAcasoMx
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