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SERÍA 2025 UNO DE LOS AÑOS CON MENOS LLUVIAS EN COAHUILA Y NL

Pese a las lluvias del verano, ambas entidades reportan una caída en las precipitaciones registradas

Las precipitaciones acumuladas durante 2025 colocan a Coahuila y Nuevo León en un escenario preocupante de escasez de lluvias, perfilando al año en curso como uno de los más secos de las últimas décadas en ambos estados, de acuerdo con estadísticas del Servicio Meteorológico Nacional (SMN) correspondientes al periodo enero–noviembre.

En Coahuila, el acumulado de lluvias en 2025 alcanza apenas 216.4 milímetros, un nivel que lo ubica entre los registros más bajos desde el año 2000. Solo años como 2011, cuando se reportaron 159.3 milímetros, y 2020, con 214.8 milímetros, muestran cifras similares o inferiores. El dato contrasta con años húmedos como 2010, cuando las lluvias superaron los 592 milímetros, o 2016, con 531 milímetros.

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La tendencia reciente refuerza la señal de sequía estructural. Desde 2019, Coahuila no ha logrado superar los 300 milímetros anuales, y aunque 2024 mostró una ligera recuperación con 271.8 milímetros, el retroceso observado en 2025 devuelve al estado a niveles críticos.

En Nuevo León, aunque el panorama es menos extremo en términos absolutos, 2025 también se perfila como un año seco en comparación con su promedio histórico. Con un acumulado de 432.2 milímetros, el estado se sitúa por debajo de registros como los de 2024 (628.8 mm), 2015 (678.5 mm) o 2013 (682.1 mm). La cifra resulta aún más relevante al compararse con años excepcionalmente lluviosos como 2010, cuando se alcanzaron 1,230.6 milímetros, o 2005, con 909.8 milímetros.

Si bien Nuevo León ha enfrentado años con menores precipitaciones —como 2011, con 346.7 milímetros, o 2022, con 396.3 milímetros—, el dato de 2025 confirma una moderación significativa de las lluvias tras el repunte observado el año pasado.

UN PATRÓN REGIONAL DE MENOR DISPONIBILIDAD DE AGUA

Los registros del SMN muestran que ambos estados comparten una trayectoria de lluvias por debajo de sus promedios históricos recientes, lo que incrementa la presión sobre presas, acuíferos y sistemas de abastecimiento urbano y agrícola. En el caso de Coahuila, el nivel de 2025 se acerca peligrosamente a los mínimos observados en los periodos más severos de sequía; mientras que en Nuevo León, aunque el volumen es mayor, la caída frente a 2024 es significativa.

El comportamiento de las lluvias en 2025 refuerza la percepción de que el norte del país enfrenta ciclos cada vez más frecuentes de escasez hídrica, con impactos directos en el consumo humano, la actividad industrial y el sector agropecuario.

A falta de los datos de diciembre, las cifras acumuladas hasta noviembre ya permiten anticipar que 2025 quedará registrado como uno de los años con menor precipitación en Coahuila y como un año seco relevante en Nuevo León, en un contexto donde la gestión del agua vuelve a colocarse como un desafío central para la región ante la deuda que tiene México con Estados Unidos por la entrega de agua en la frontera.

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