A nivel nacional, la entrada de divisas de paisanos equivale a 37% del total de los presupuestos estatales, pero hay entidades que la proporción alcanza 98%
Las remesas familiares se han convertido en un componente clave de los ingresos estatales en México, y en entidades como Coahuila y Nuevo León su peso resulta cada vez más evidente, sin embargo, no al grado de otras entidades con fuerte historial de transferencias internacionales.
De acuerdo con el estudio Ingresos por Remesas Familiares como Porcentaje de los Ingresos Totales Estatales, 2024, elaborado por el Centro de Estudios de Finanzas Públicas (CEFP) de la Cámara de Diputados, en Coahuila estos recursos equivalen a casi uno de cada cuatro pesos que recibe el estado, mientras que en Nuevo León representan alrededor de 15.6 por ciento de sus ingresos.
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El informe detalla que, en 2024, Coahuila registró ingresos estatales por 72 mil 937.3 millones de pesos, mientras que 17 mil 409.2 millones provinieron de remesas enviadas por migrantes, lo que equivaldría a 23.9 por ciento.
En el caso de Nuevo León, el ingreso estatal sumó 159 mil 261.3 millones de pesos, mientras que las remesas alcanzaron 24 mil 799.8 millones, con una proporción de 15.6 por ciento.
A nivel nacional, las remesas familiares ascendieron a un billón 185 mil 014.5 millones de pesos, que representan 37.3 por ciento de los ingresos totales estatales.
El CEFP señala que en entidades con fuerte dependencia migratoria, como Michoacán, Zacatecas, Guanajuato o Guerrero, estos recursos representan más de la mitad de sus ingresos. Michoacán destaca como el caso extremo, ya que las remesas equivalen a 98.8 por ciento de los ingresos estatales.
En contraste, en estados con menor peso de las remesas, como Baja California Sur, Quintana Roo o Tabasco, la proporción se mantiene cercana al 10%.
El análisis advierte que la creciente participación de las remesas en las finanzas locales refleja, por un lado, el vínculo económico de millones de mexicanos en el exterior con sus comunidades de origen, pero también la fragilidad de las haciendas estatales que dependen en gran medida de estos recursos externos para equilibrar sus cuentas.