Luego de aprobarse en 2014, esta figura ha venido a la baja y hoy en día las bodas igualitarias en la entidad representan solo 0.71% del total en el país
Coahuila fue uno de los primeros estados del país en legalizar el matrimonio igualitario a través de su Congreso local en 2014, mucho antes de que la Suprema Corte de Justicia de la Nación declarara inconstitucional la prohibición. Sin embargo, a una década de ese avance histórico, hoy figura entre las entidades con menos matrimonios entre personas del mismo sexo en todo México.
De acuerdo con la Estadística de Matrimonios 2024 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), el año pasado en Coahuila se registraron apenas 45 uniones de este tipo, cifra que lo coloca en el séptimo lugar con menor número, solo por encima de Tlaxcala (35), Yucatán (21), Guerrero (15), Veracruz (5) y estados como Hidalgo y Oaxaca, donde no se celebró ninguna.
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El contraste con el total nacional es evidente: en todo el país se realizaron 6 mil 312 matrimonios entre personas del mismo sexo en 2024, de los cuales 2 mil 433 fueron entre hombres y 3 mil 879 entre mujeres. Coahuila aportó apenas 0.71% de ese total, una proporción reducida considerando su papel pionero en la materia.
En términos de tasas, Coahuila registra 6.14 matrimonios por cada mil habitantes en general, cifra superior al promedio nacional de 5.38. No obstante, cuando se desglosan los datos, la diferencia aparece: mientras los matrimonios heterosexuales alcanzan 6.12 por cada mil, las uniones entre hombres apenas llegan a 0.013 y las de mujeres a 0.007.
El panorama plantea preguntas sobre la aceptación social, la visibilidad de las parejas del mismo sexo y la influencia de factores culturales en la decisión de formalizar una unión.
Aunque el marco legal existe desde hace más de diez años, los números sugieren que muchas parejas en Coahuila optan por no casarse o bien recurren a otras entidades para formalizar sus uniones.
El dato contrasta con entidades urbanas y turísticas como Ciudad de México, Jalisco o Quintana Roo, donde la cifra de matrimonios igualitarios es mucho mayor y muestra una dinámica social distinta.
Coahuila, que en su momento fue referente de apertura y reconocimiento de derechos, aparece hoy rezagado en las estadísticas. El hecho refleja que la existencia de la ley es solo un paso, pero no garantiza por sí sola que las uniones del mismo sexo se normalicen en la vida cotidiana.
El reto, coinciden activistas, es generar condiciones sociales que acompañen al marco jurídico: visibilidad, seguridad y garantías de igualdad para que las parejas diversas puedan ejercer plenamente un derecho que, en los números, sigue sin despegar en el estado que fue pionero.
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