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Nuevo logo, mismas costumbres

Por la naturaleza de la frase, por el brío y el entusiasmo con el que vivimos en la juventud, los tiempos pasados, siempre fueron mejores. Frase jerga –como otras tantas– que aderezan el desprecio que de pronto nos viene por las costumbres y situaciones que se viven en el momento actual. Lo decimos, ahora, lo dijeron nuestros padres y también nuestros abuelos.

La afirmación tiene muchas causas. Una de ellas es simple y llanamente porque nuestro pensamiento no encaja con la forma como se desarrolla la dinámica actual. Otra porque la sociedad y los gobiernos son manejados por personas que pertenecen a otras generaciones a las que ha permeado el pensamiento vigente, por supuesto, porque poco a poco tenemos menos injerencia en las tomas de decisión y hasta se sienten relegadas.

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Una más, porque las costumbres que se imponen no son compatibles con las que tengo en mi itinerario de acción. En fin.

En el caso de nuestro país, en lo que tengo de vida, no recuerdo que se hayan vivido tan buenos tiempos. En lo económico, las crisis de 19761987-1994-2008 con sus consecuentes inflaciones y desgracias nacionales.

En lo político, fraudes electorales, asesinatos de candidatos, genocidios en distintos momentos, cinismo sistemático de servidores públicos, entre tantos otros comportamientos. En lo social, vivimos momentos cruentos de represión, de persecución política y ahora de inseguridad y de violencia agrande escala. ¿Cómo cuando vivimos tiempos mejores? Seguro que quienes vivieron en tiempos pasados, expresaron lo mismo en su momento.

Si esa frase tuviera valor, no viviríamos en México.

Estos comentarios, a manera de introducción, vienen al caso por el anuncio que ha hecho el Partido Acción Nacional y la propuesta de su logo reformado. Con una tremenda crisis de credibilidad y de liderazgo visible, en lo local y en lo nacional; quienes hoy lideran el partido, asumo –no por el cambio de logo, que no es retro por supuesto– si a la acción de regresar a la triada fascistoide de “familia, patria y libertad”, la idea de creer que los tiempos pasados, siempre fueron mejores.

Y el marco contextual lo representa el enfrentamiento puesto en escena de un feligrés panista que ondea una bandera de la comunidad LGTTTBIQ+, confrontado por un militante del partido al que invita a retirarse. Probablemente, si es el mensaje que se quiere enviar a la base del conservadurismo mexicano que no se ve representada por ninguna facción es justamente esa, el retorno a los valores del partido.

Para los nuevos y jóvenes panistas que no lo saben y para los viejos también, el partido tiene una base ideológica cuyas bases son el humanismo cristiano –que aunque el partido no es confesional, tiene sus bases en la Doctrina Social Cristiana, inaugurada por cierto por León XIII en la Rerum Novarum, de quien toma su nombre y pretensión de continuidad el actual Papa– la idea de la democracia, la dignidad humana, la solidaridad, la subsidiariedad, el bien común, entre otros, que parece que los personajes que lo han hundido en la impopularidad reciente y pasada, olvidaron.

Ese, justamente ha sido su problema, no acomodarse a los nuevos tiempos, donde se trata de priorizar una ética cívica y no una moral particular.

¿No me digan que al estilo los nuevos líderes, en el marco de los movimientos pendulares en el mundo, capturaran el enojo del electorado inconforme con los nuevos vientos del progresismo –al menos ideológico– en México? En concreto, nuevo logo, mismas costumbres, mismos personajes, mismos contubernios, misma ignorancia ideológica.

En Coahuila, arribaron desde hace tiempo al tiempo del no retorno. En este momento el PAN gobierna 4 estados de 32, en el país hay 2 mil 468 municipios de los cuales administran solamente 226, por algo será.

Por supuesto, se requiere más que el activismo on line, que ahora practican; y regresar, como lo hicieron algunos de sus líderes más representativos, a las bases ideológicas –congruencia, coherencia, transparencia, honestidad a toda prueba–, que sus militantes tendrían que comenzar por conocerlas.

El ejemplo más burdo, fueron las alianzas con el priismo, donde evidenciaron ignorancia total y supina de los presupuestos más básicos del partido. No se requiere un cambio de logo, sino una refundación institucional.

En su momento se comentó, si Manuel Gómez Morín y Efraín González Luna vivieran, seguro se saldrían del partido.

Con el cambio de logo, seguro habrá un cambio de discurso y ya nos dieron un anticipo de hacia donde irán ¿será el retorno al tradicionalismo recalcitrante la clave para llegar a un electorado indeciso y decepcionado de las políticas sociales y a las ideas del fin del modelo de libre mercado?

Pareciera ser que no han entendido que hoy vivimos en sociedades plurales, multiculturales y diversas y que no basta con cambio de logos, sino de actitudes, visiones y pensamientos que deben adecuarse –sin perder la convicción iusnaturalista, en su caso– a los nuevos tiempos.

No se trata de cambiar de logo, sino de discurso, de estrategias y hasta de personajes. Perdón, si son los mismos de hace veinte años, y lo peor, no han logrado nada en el plano, ni nacional, ni local como es el caso de Coahuila y Nuevo León, ¿Qué esperan lograr?

El logo es la clave de una marca porque generan confianza y lealtad, pero si el producto es el mismo, no pasará de ahí. Con sus descafeinados líderes y sus discursos excluyentes a nivel local y nacional; sus contubernios con el PRI y el retorno a la idea de que el pasado siempre fue mejor, difícilmente la reformulación del logo podrá hacerles un flaco favor.

Así las cosas.

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FELIPE DE JESÚS BALDERAS

Es Maestro en Ética Aplicada y Doctor en Estudios Humanísticos por el Tecnológico de Monterrey. Licenciado en Filosofía y Letras, con una Maestría en Educación Superior por la Universidad Autónoma de Nuevo León. Cuenta con una especialidad en Moral y Justicia por la Universidad Pontificia de México (UPM). Especialidad de Ética Aplicada a las Profesiones en Loyola University (Estados Unidos). Especialidad en Ética Social y Fundamental en la Universidad de Deusto (España). Especialidad en Ética Social y Profesional y estancia de investigación en la Universidad de Valencia en España.

Este texto es responsabilidad única, total y exclusiva de su autor, y es ajeno a la visión, convicción y opinión de PorsiAcasoMx

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