El mal de ojo es una de las creencias populares y supersticiosas más favorecidas y extendidas en muchas civilizaciones y a lo largo y ancho del mundo, y ha impregnado desde tiempos inmemoriales a casi todos los pueblos del planeta, incluyendo, desde los niveles socioeconómicoculturales más bajos, hasta los niveles más encumbrados, desde la raza que bolea zapatos y recoge la basura, hasta los Habsburgo y Borbones pa’rriba.
Una creencia es una actitud mental o una posición ideológica, inclusive sentimental o afectiva consistentes en aceptar como verdad una idea, una experiencia física o sensorial, hipótesis o teoría, sin considerar que existan o no, factores que puedan demostrar con argumentos, explicaciones, demostraciones o estudios, que apoyen su realidad, o si consisten en el resultado de una fantasía.
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Las creencias son aproximaciones al mundo real que intentan o intentamos que sean coherentes y congruentes con nuestra percepción correcta o incorrecta.
Ser o querer que sea que somos y/o que queremos ser, como diría Shakeaspare «To be or not to be».
Populares implica que pertenece y se refiere al pueblo, lo cual demográfica y etimológicamente nos incluye a todos los seres humanos vivientes en nuestro planeta quieran o no ser clasificados, ya luego se subclasificaran.
Las supersticiones se definen por si mismas basándose como creencias o prácticas irracionales que se asocian como interpretación ante eventos o situaciones fuera de nuestro control, voluntad, gusto o nomás porque yo las puedo.
Es atribuir poderes, significados, aclaraciones, interpretaciones o poderes especiales a objetos, personas, situaciones o acciones que con frecuencia se transmiten de generación en generación influyendo en la suerte o destino de manera sobrenatural lo que refleja una conexión entre lo tradicional y el pensamiento mágico.
Según la creencia del mal de ojo, una persona tiene la capacidad de provocar o producir daño generalmente patrimonial, desgracias o enfermedades a veces hasta provocar la muerte a otra u otras personas solo con mirarlas, habitualmente por envidias o cualquier sentimiento o afecto negativo.
Establecido lo anterior paso a comentar lo que nos sucedió pocos días después de mi aniversario 75 (cumpleaños), todo empezó como malestar general, dolorcito de cabeza, dolor de músculos y articulaciones y bueno pues, cama, buena hidratación, antihistamínicos de los antiguos (a pesar de la somnolencia que causan y el contenido onírico a la hora de dormir).
Y pasando los días no nos componemos, a la semana seguimos igual y se agregan molestias digestivas, básicamente constipación muy severa, casi para solicitar fórceps para extraer aquel trusco de casi 1.200 kg, que se negaba a ver la luz del día, lo cual se repite 3 días después, intermitentemente siguen la febrícula.
El dolorcito de cabeza e hiporexia, además ideas y sueños muy raros como participar en actividades orgiásticas de tipo Calígulesco, dolor muscular al mínimo ejercicio y dificultad severa para tomar decisiones (permanecer acostados, en reposo y encerrados), ya llevamos 10 días malos, vamos a ir a consultar de nuevo, no ha de ser la edad, ha de ser el COVID-19 largo o nos hicieron mal de ojo o las dos cosas.
Ahí se las dejo a ver si no iniciamos una epidemia de influenza.

DR. DAVID MORALES
Médico Internista desde 1979 hasta la actualidad, jubilado. Regio dedicado a la investigación clínica, aficionado pasionalmente a la Salud y sucedáneos, el Rock and roll y el Futbol Americano.
Este texto es responsabilidad única, total y exclusiva de su autor, y es ajeno a la visión, convicción y opinión de PorsiAcasoMx
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