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No es lo mismo ser borracho que cantinero

Para los políticos sobrevivir, mantenerse en el candelero político, es más importante que su congruencia personal, de hecho, en tanto políticos, la congruencia puede ser contraria a sus intereses.

“En este mundo traidor nada es verdad ni es mentira, todo es según el color del cristal con que se mira” nos dice Ramón de Campoamor y nos lo reafirman algunos estudios en donde nos muestran cómo cambia la opinión de una persona dependiendo del grupo al que pertenezca, así sea como parte de un experimento.

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No debería entonces sorprendernos el hecho de que miembros de uno u otro partido justifiquen sus actuaciones dependiendo de la camiseta que traen puesta en el momento, así hayan hecho o dicho lo contrario en algún otro instante o cuando pertenecían a otro partido.

Lo acabamos de ver claramente ejemplificado en Luisa María Alcalde quien antes atacaba la posibilidad de que se “espiara” a los ciudadanos en tanto que ahora defiende vehemente esa misma posibilidad ya que hoy la ley es impulsada por Morena y antes lo era por el PRI, ¿es incongruente cambiar de opinión? La verdad no, puede haber muchas razones para hacerlo, el problema para quienes se dedican a la política es que sus cambios nos parecen a los demás precisamente como una incongruencia o una falta de principios.

Pero viéndolo desde la óptica evolutiva, cuya perspectiva nos dice que lo más importante es la supervivencia, nos damos cuenta de que precisamente para los políticos sobrevivir, mantenerse en el candelero político, es más importante que su congruencia personal, de hecho, en tanto políticos, la congruencia puede ser contraria a sus intereses, y no nos referimos solo a quienes pertenecen hoy al partido hegemónico, sino a todos los políticos que se precien de serlo.

De hecho, para que un político sea exitoso, contrario a lo que solía decir YSQ, debe comportarse como un ambicioso vulgar y no como “hombre de una sola pieza”, aunque los dichos de ese personaje debemos interpretarlos en sentido contrario al que él los presenta.

Claro que desde el punto de vista del ciudadano las cosas se ven de otra forma, distintas, desde ahí se percibe la incongruencia de muchos miembros de la clase política que ayer predicaban un evangelio, por alguna razón recorren el camino de Damasco y hoy defienden una nueva fe.

Para desgracia de quienes no nos dedicamos a la actividad político-partidista, muchos acabamos por generalizar y decir que “todos son lo mismo” y dejamos de interesarnos en la que debería de ser una de nuestras principales actividades: la cosa pública, ya que esta nos afecta a todos.

Así que, aunque vamos tarde, deberíamos reflexionar acerca de lo que está sucediendo en el país y posteriormente pensar en lo que podemos o debemos hacer, así y antes nos haya parecido innecesario involucrarnos en la política partidista.

Porque, aunque muchos no lo crean, estamos a dos escalones de entrar a un régimen de partido casi único, como en la era del PRI, pero con el agravante de que, fuera de la escena YSQ, muchos de los integrantes de Morena se sienten con la capacidad para retar a la presidenta con todo lo malo que ello puede traer desde el punto de vista de la administración pública y no, no se trata de que la presidenta tenga todo el poder, pero sí de evitar una pulverización de este y la creación de lo que Manuel Villa Aguilera llamaba: “El archipiélago mexicano”.

Bien lo dice la sabiduría popular: “no es lo mismo ser borracho que cantinero”.

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Juan Palacios

JUAN PALACIOS es educador de profesión, periodista por vocación. Editorialista en La Moneda, ABC, El Porvenir y Radio Alegría, en Monterrey. Este texto es responsabilidad única, total y exclusiva de su autor, y es ajeno a la visión, convicción y opinión de PorsiAcasoMx