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¡Murió el Papayita!

Más allá de esas conversaciones editoriales que engolosinan a la clase política y oscurecen tragedias puntuales que sangran el alma colectiva, mi preocupación de hoy es escribir sobre la muerte de Carlos Gurrola Arguijo, conocido como “Papayita”, trabajador de limpieza en la sucursal HEB Senderos de Torreón, Coahuila, por las condiciones en las cuales ocurrió.

El 30 de agosto de 2025, Carlos, de 47 años, ingirió una bebida (electrolito) que habría sido alterada con desengrasante por compañeros de trabajo como parte de una “broma pesada”. Como consecuencia, Gurrola Arguijo sufrió graves quemaduras internas en riñones, pulmones y otros órganos. Fue hospitalizado en la Clínica 71 del IMSS, pero el 18 de septiembre falleció tras pasar más de dos semanas internado.

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Su familia expuso un patrón de acoso y bullying laboral que terminó en tragedia, al denunciar ante las autoridades y públicamente la existencia de un abuso sistemático por parte de sus compañeros de trabajo: desde hacía meses ellos hostigaban a Carlos: le escondían la comida, le desaparecían su celular, le ponchaban su bicicleta, le robaban sus pertenencias y lo ridiculizaban.

Su familia presentó una denuncia ante la Fiscalía porque asegura que Carlos sufría bullying laboral, lo cual puede ser un acto constitutivo de homicidio doloso o culposo.

El 21 de septiembre, “más de 100 personas protestaron frente a HEB Senderos para exigir justicia por la muerte de Carlos Gurrola Arguijo, ‘Papayita’. La familia denunció acoso laboral y presunto envenenamiento”.

HEB emitió un comunicado lamentando la muerte, pero aclaró que Carlos no era empleado directo, sino contratado por la empresa de limpieza Multiservicios Rocasa. Mientras, la Fiscalía de Coahuila abrió una carpeta de investigación y revisó cámaras y testimonios para determinar si hubo dolo en la manipulación de la bebida.

Paralelo al comunicado de HEB y el trabajo de la Fiscalía, familiares y vecinos han realizado protestas y marchas exigiendo justicia, sin perder de vista los tipos de responsabilidades involucradas:

– La responsabilidad penal directa por parte de los compañeros de Carlos que podrían enfrentar cargos por homicidio doloso o culposo.

– La responsabilidad laboral y civil de la empresa contratista (Multiservicios Rocasa S.A. de C.V.) porque no garantizó –por negligencia– un ambiente libre de violencia ni protocolos contra el acoso laboral.

– La responsabilidad solidaria y moral de HEB porque, aunque Carlos no era empleado directo, la tienda es centro de trabajo y está obligada a supervisar condiciones seguras en el entorno laboral.

– La responsabilidad investigadora de la Fiscalía de Coahuila para esclarecer –con transparencia, imparcialidad y de manera expedita– si hubo dolo, encubrimiento o negligencia, a fin de castigar a los responsables.

– La responsabilidad preventiva y regulatoria de la Secretaría del Trabajo de Coahuila, porque debió vigilar desde antes de la muerte de Carlos –mediante inspecciones sistemáticas– la existencia de protocolos contra el acoso laboral. Y no lo hizo.
– La posible negligencia médica de los servicios médicos del IMSS porque hay información de que hubo demora en la atención inicial (traslado tardío y falta de lavado gástrico oportuno), lo que pudo agravar el daño.
– La responsabilidad de familiares y sociedad civil para ejercer presión social y política a fin de que el caso no quede impune y se reconozca como un crimen derivado de bullying laboral. Porque el caso de Carlos expuso un vacío legal: en México, el acoso laboral no está tipificado en el Código Penal Federal como delito autónomo para encarcelar a los responsables. Razón por la cual es difícil sancionar a empresas y agresores.
Hoy, el bullying laboral es una falta administrativa o laboral que puede conllevar despido justificado, indemnización o sanciones administrativas, pero nada más.
¿Asumirán los actores involucrados –compañeros de Carlos, Multiservicios Rocasa, HEB, la Fiscalía, la Secretaría del Trabajo de Coahuila, el IMSS y los familiares y la sociedad civil– su responsabilidad a cabalidad para brindar una justicia de sobra merecida para Carlos?

¿Cuántos Carlos más habrán de morir por acoso –o bullying laboral– antes de que el Código Penal Federal sea modificado y aplicado sin cortapisas?
Con todo y contra todo, descansa en paz, Carlos.

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Luis García Abusaíd

Este texto es responsabilidad única, total y exclusiva de su autor, y es ajeno a la visión, convicción y opinión de PorsiAcasoMx