A nivel nacional se perdió 5% de este equipo, aunque estados como Coahuila tuvieron una mayor proporción
En México, más de 8 mil mujeres mueren cada año a causa del cáncer de mama. A pesar de esta alarmante cifra, en 2024 el país redujo en un 5 por ciento el número de mastógrafos disponibles en instituciones públicas, lo que representa un golpe directo a la capacidad del sistema de salud para detectar la enfermedad a tiempo, advirtió la investigadora Montserrat Mora.
El mastógrafo es el equipo fundamental para la detección temprana del cáncer de mama. Sin embargo, de acuerdo con datos de la Secretaría de Salud (SSA), en 2024 se alcanzó la tasa más baja registrada en más de una década: apenas 3.63 mastógrafos por cada 100 mil mujeres de entre 40 y 69 años. Esta cifra contrasta con los niveles alcanzados en años anteriores, como en 2019, cuando la tasa fue de 4.62. La caída refleja un deterioro constante en la infraestructura clave para combatir este tipo de cáncer.
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La investigadora Montserrat Mora (@lapanquecita) advirtió en redes sociales que esta reducción es alarmante, y señaló que en 2024 el parque de estos aparatos en instituciones públicas cayó un 5 por ciento respecto a 2023. “El mastógrafo es el equipo clave para la detección temprana del cáncer de mama”, escribió.
El caso de Coahuila es especialmente preocupante. Esta entidad se encuentra entre las que tienen las tasas de mortalidad más altas por cáncer de mama en el país, según cifras oficiales.
A pesar de ello, en 2024 redujo su equipo de mastografía en un 9.1 por ciento, pasando de 33 a 30 aparatos. La decisión de disminuir la capacidad diagnóstica en un estado con alta carga de enfermedad resulta difícil de justificar, pues compromete directamente el acceso a una detección oportuna que puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte.
Otro caso relevante es el de Nuevo León, que también presenta una de las tasas más elevadas de mortalidad por esta enfermedad. A diferencia de Coahuila, no redujo su infraestructura, pero el crecimiento fue mínimo: apenas dos aparatos más, al pasar de 38 a 40 unidades, lo que representa un incremento del 5.3 por ciento. Si bien no hubo retroceso, el ritmo de expansión no parece proporcional al nivel de riesgo que enfrenta la población femenina en la entidad.
A nivel nacional, el número total de mastógrafos en instituciones públicas pasó de 803 en 2023 a 763 en 2024. Aunque algunas entidades como Puebla y Campeche registraron aumentos importantes en su parque de equipos, otras sufrieron recortes severos.
El contraste evidencia una desigualdad preocupante en el acceso a diagnósticos, especialmente en estados del sur del país donde se concentra buena parte de la población con mayores niveles de pobreza y menor cobertura médica. Chiapas, por ejemplo, tuvo la caída más drástica, con una reducción del 31.6 por ciento, seguido de Quintana Roo, Baja California Sur, Guerrero y Morelos, todos con recortes superiores a 15 puntos porcentuales.
En 2023, más de 8 mil 800 mujeres murieron por cáncer de mama en México, de acuerdo con cifras del INEGI. Ante este panorama, la reducción de equipo especializado compromete gravemente la atención oportuna, favorece el diagnóstico tardío y reduce las posibilidades de tratamiento exitoso.
Expertas, colectivos y organizaciones civiles han advertido que el acceso a mastografías no puede seguir dependiendo del estado en el que se viva, ni estar sujeto a decisiones administrativas que ignoran la carga real de la enfermedad. La omisión tiene un costo, y en este caso es humano: menos mastógrafos significan más diagnósticos tardíos, más tratamientos invasivos, más muertes evitable