Los grupos radicales de Morena olieron sangre y lanzaron al llamado bloque negro para pegar a la presidenta en uno de sus máximos logros: el de la seguridad.
La lucha por el poder hoy se encuentra circunscrita dentro de Morena, los partidos de oposición por ahora aspiran a sobrevivir en un entorno en que la hegemonía del partido actualmente en el gobierno y del gobierno ocupa la mayoría de los espacios políticos relevantes.
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Precisamente es en el contexto de esa lucha en el cual me gustaría expresar un punto de vista que me parece necesario exponer: la violencia en la marcha del pasado 15 de noviembre puede tener, y seguramente lo tiene, un trasfondo que refiere a los grupos internos de Morena, más que a una “derecha internacional” o a un grupo de empresarios opositores.
Subrayo, lo que quiero decir no es que detrás de la marcha no haya intereses político-electorales, los hay, de distinta factura, pero me parece que los más relevantes provienen de los grupos dentro de Morena que hoy se disputan el poder y que, de una u otra forma, sienten que la presidenta Sheinbaum no tiene la fortaleza de su antecesor pese a las declaraciones realizadas por ella en ese sentido, es decir de que hoy se encuentra más fuerte que nunca y que ella junto con el pueblo, son invencibles.
Creo que los grupos radicales de Morena olieron sangre y lanzaron al llamado bloque negro para pegar a la presidenta en uno de sus máximos logros: el de la seguridad. En la marcha los granaderos, o un grupo policial de la CDMX, se excedió en el uso de la fuerza y posteriormente remitió a algunos de los manifestantes al Ministerio Público acusados de intento de asesinato, una táctica que no se veía desde los años 60 y 70 del siglo pasado, con lo cual la imagen de la presidenta seguramente sufrirá un duro golpe, sobre todo al ser comparada con el expresidente Díaz Ordaz.
Siempre he sostenido que la mayor debilidad de un gobernante, de un político en general, es la fortaleza que decide presumir, la presidenta Sheinbaum, además de la seguridad, ha presumido su cercanía con el pueblo, su aceptación y su popularidad. En esos tres rubros su imagen puede verse afectada debido a lo sucedido en lo que ya se conoce como el “15N”.
Y si bien puede haber indicios de que los opositores intentaron golpearla por esos flancos, la realidad es que quienes actuaron en ese sentido no necesariamente están fuera de Morena, quienes actuaron, lo hicieron contando con las herramientas gubernamentalmente necesarias.
Así es que habrá que estar atentos a lo que suceda, sobre todo si se lleva a cabo el cambio constitucional en materia de revocación de mandato, lo que dejaría expuesta aún más a la presidenta en caso de que la consulta se llevara a cabo.
No se puede olvidar que algo similar, aunque no necesariamente igual, ocurrió hace algunos años en Brasil previo al mundial organizado allá y luego de una sucesión parecida en muchos factores a la mexicana y ese país acabó con un gobierno de ultraderecha y un retorno populista que no ha tenido el éxito que esperaba.
Insisto, por ahora la oposición no tiene la fuerza para desestabilizar a Morena, pero los grupos internos de este movimiento, por supuesto que la tienen y la marcha pudo haber sido un ensayo, uno de varios, antes de lanzar el definitivo asalto al poder.

Juan Palacios
JUAN PALACIOS es educador de profesión, periodista por vocación. Editorialista en La Moneda, ABC, El Porvenir y Radio Alegría, en Monterrey.
Este texto es responsabilidad única, total y exclusiva de su autor, y es ajeno a la visión, convicción y opinión de PorsiAcasoMx
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