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La reconstrucción del teatro Acuña

En esta ocasión te platico la historia que inició con la historia de un incendio ocurrido aquí en nuestra hermosa ciudad de Saltillo, y que al final la historia quedó sólo en eso, en pura historia.

Y es que déjeme decirle estimada y estimado Saltillense que el teatro Manuel Acuña, cuya construcción concluyó en el año de 1882, se incendió el 24 de agosto de 1902 a las 7:30 de la mañana, ocasionando que las campanas de los templos cercanos tocaron la alarma, y que en menos de 30 minutos su torre, con todo y su reloj y hasta el mismo techo, se desplomaran, terminando todo en cenizas después de la escenificación de la obra “El loco dios”.

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Un mes después del incendio hubo un enorme intento de la sociedad Saltillense, así como de los gobiernos, tanto del estado como del municipio, para reconstruir el teatro que con cuyo nombre se honraba la memoria del poeta nacido en Saltillo.

Tanto era el interés, que de hecho ya se había armado una cooperación para reconstruir este espacio cultural, siempre con la participación solidaria de empresarios, como lo fue don Isidro López, quien donó 300 pesos; el propietario de los abarrotes “La Reforma”, quien se llamaba Félix Castilla, había entregado otros 300 pesos; la compañía Pedro Mellado ya había aportado 200 pesos. El Gobierno de Coahuila le entró con 10 mil, mientras que la presidencia municipal de Saltillo con 5 mil.

Definitivamente los Saltillenses tenemos incrustado hasta en lo más profundo el valor de la solidaridad y cooperación, para muestra el botón del apoyo económico que muchos profesionistas, empresarios, comerciantes, industriales y público en general, dieron con donaciones desde los 10, 25 y hasta mil pesos.

En aquellos días, el circo de origen inglés propiedad de los hermanos Orrín, se presentaba en Saltillo y sin dudarlo ofreció dos funciones en las cuales todo lo recaudado iría a la reconstrucción del teatro Manuel Acuña.

Pero la emoción, las ganas de reconstruir un teatro que había sido consumido por el fuego, no sólo se trataba de juntar dinero, sino hasta de organización y planeación, como lo fue la participación de don Federico Amérigo Rouvier, aquel pintor de género, retratista, escenógrafo, arquitecto, diplomático y empresario teatral, nacido en Matanzas, Cuba, quien ya había entregado personal y directamente a don Juan Cabello Siller, presidente municipal de Saltillo, un proyecto con planos, detalles y presupuesto para la reconstrucción del teatro Manuel Acuña.

Esta es una historia, de esas historias que no se necesita investigar de más, pues es obvio que el teatro Manuel Acuña no fue reconstruido; sin embargo, esta historia que termina en pura historia da muestra una vez más del valor de la solidaridad que tenemos los Saltillenses y eso es algo que vale la pena presumir.

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Francisco Tobías

Egresado de la UdeC, Master en Gestión de la Comunicación Política y Electoral por la Universidad Autónoma de Barcelona, el Claustro Doctoral Iberoamericano le otorgó el Doctorado Honoris Causa. Es también maestro en Administración con Especialidad en Finanzas por el Tec Milenio y actualmente cursa el Master en FinTech en la OBS y la Universidad de Barcelona. Este texto es responsabilidad única, total y exclusiva de su autor, y es ajeno a la visión, convicción y opinión de PorsiAcasoMx