Quizá en el 2027 veremos los primeros rompimientos importantes en la coalición gobernante, mismos que pueden afectar la estructura no solo de los poderes locales, sino de la Cámara de diputados y hasta de Senadores.
Hace algún tiempo escribí en estas páginas que la oposición que podría afectar a Morena provendría de su interior, me refería por supuesto, a la coalición que hoy ostenta la mayoría en ambas Cámaras legislativas, las gubernaturas de los estados y la presidencia de la república.
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Por lo que respecta a la oposición formal -PRI, PAN y MC- difícilmente representan una opción para el electorado con miras a las elecciones de 2027, ya que no han logrado aprovechar los errores de la coalición en el poder, ni articular una oferta que aglutine en torno suyo a quienes no están de acuerdo con la coalición hegemónica y el partido dominante en el país. Conste que pese a ello en 2024 alcanzaron una votación cercana al 40% de los votos emitidos.
El problema consiste en que, pese a esa nada despreciable votación, esta no se tradujo, por diferentes circunstancias que ya no viene al caso discutir, en poder real en las Cámaras legislativas principalmente, tampoco en número de gubernaturas alcanzadas.
De ahí que, para efectos prácticos, hoy la oposición formal no pinta en el país. Sin embargo, dentro de la coalición gobernante comienzan a presentarse situaciones que, por poner un ejemplo, en el PRI y en el PAN tardaron más tiempo en aparecer: el reclamo por espacios de poder para los grupos que la integran.
El problema para Morena y sus aliados es que no constituyen un grupo homogéneo sino un abigarrado conjunto de tribus provenientes de muy distintos orígenes y cuyo antecedente más reciente, el PRD, padecía de lo mismo: todos los grupos se consideraban con derecho a más espacios de los que tenían. Tuvimos una primera muestra en Veracruz y Coahuila durante las elecciones locales de 2024.
Y aunque falta más de un año para que comiencen a definirse las candidaturas a los distintos puestos de elección que estarán en disputa en 2027, ya comienzan los estiras y aflojas para definir cuántas candidaturas y de qué tamaño le tocan a cada quién. Los casos más notorios, aunque no los únicos, son los de las gubernaturas de Zacatecas, Guerrero, San Luis Potosí y Quintana Roo, este último por el partido y no tanto por los abanderados.
El sainete que se traen quienes se consideran los candidatos naturales en los primeros tres estados pero se sienten afectados con la norma del nepotismo impulsada por la presidenta Claudia Sheinbaum, nos da una probadita de lo que será la definición de alcaldías, diputaciones federales y locales y las respectivas 17 gubernaturas que se disputarán en el 27.
Quizá ese año veremos los primeros rompimientos importantes en la coalición gobernante, mismos que pueden afectar la estructura no solo de los poderes locales, sino de la Cámara de diputados y hasta de Senadores, aunque no haya elecciones de estos puestos, en el caso de que no se llege a acuerdos entre Morena, PT y PVEM.
No falta mucho para ver lo que sucede porque todos están impacientes por recibir el visto bueno a sus candidaturas, pregunten en Chihuahua si lo dudan. Incluso hay quienes ya están preparándose para el 2030.
Claro que pensamos en una lógica en la cual todavía las elecciones son libres y los ciudadanos tenemos la palabra, hay quienes piensan que este supuesto ya no es válido. Veremos.

Juan Palacios
JUAN PALACIOS es educador de profesión, periodista por vocación. Editorialista en La Moneda, ABC, El Porvenir y Radio Alegría, en Monterrey. Este texto es responsabilidad única, total y exclusiva de su autor, y es ajeno a la visión, convicción y opinión de PorsiAcasoMx