La 4T siempre puede alegar que la perversidad de los opositores les hace boicotear las buenas acciones de su gobierno, aunque en la realidad no pinten para nada.
Llama poderosamente mi atención el hecho de que tanto en la mañanera como en espacios de opinión de personas afines a la 4T se hable, para mi gusto de más, de la oposición, esa que aunque no logra triunfos en casi ningún terreno, se encuentra presente en el discurso de los ganadores.
Puedo tratar de entender esta presencia utilizando diferentes perspectivas, la primera de ellas como una forma de fomentar la unidad interna de Morena, partido hegemónico y absolutamente mayoritario en todos los poderes.
Como muy bien lo entendía YSQ, todo grupo para estar cohesionado requiere de un enemigo, real o imaginario, ya que ello hace que se defina el “nosotros” en contraposición del “ellos”. En política, decía Jesús Reyes Heroles, lo que resiste apoya.
Por otra parte, el no tener enemigos enfrente puede generar, según señalan algunos autores, una crisis de identidad y de valores, como por ejemplo la creación de grupos o corrientes al interior de ese partido, tal y como hemos visto ahora que la personalidad de la presidenta Sheinbaum es diferente de la de quien la precedió en el cargo.
Otra perspectiva desde la cual se puede entender la presencia continua de la oposición en el discurso de personajes afines a Morena o miembros de este partido, es la de que manteniéndola presente, siempre se le puede acusar de ser la causante de los fallos, errores u omisiones del partido en el poder, tal es el caso de la elección del poder judicial.
Siempre se puede alegar que la perversidad de los opositores les hace boicotear las buenas acciones del gobierno, aunque en la realidad no pinten para nada.
Hay quienes critican la creación de un enemigo porque, dicen, divide a la sociedad, sin darse cuenta de que precisamente esa es la estrategia, dividir, porque para ganar una elección se requiere polarizarla, no pulverizarla.
Existe, desde mi perspectiva, un factor que es de índole más práctica que la creación de la narrativa ellos-nosotros y tiene que ver con la aritmética electoral.
Como se pudo observar en las elecciones locales de Veracruz y Durango, los partidos que formaron la coalición que aglutinó en 2018 y 2024 a Morena, PT y PVEM ya dio muestras de que puede no continuar o de que, como le pasó en su momento al PRI, sus integrantes piden más, se sienten con derecho a una porción más grande del pastel.
Junto a esta realidad, sucede que, aunque no ha ganado nada desde hace algunos años, la oposición en su conjunto ronda los 40 puntos porcentuales de votación a favor, si se incluye en Veracruz al PT que fue por su cuenta serían 11 puntos porcentuales más, lo que en conjunto refleja que más del 50% de la población que votó, no lo hizo por Morena.
En Durango la elección no fue muy favorable para Morena, en la elección de la capital del estado cayó hasta el tercer lugar.
Me parece que este es el punto principal del por qué está siempre presente la oposición en el discurso de Morena y sus simpatizantes en los medios de comunicación, porque sienten que, con todo y el poder que ostentan, ahí hay una alerta que deben atender.

Juan Palacios
JUAN PALACIOS es educador de profesión, periodista por vocación. Editorialista en La Moneda, ABC, El Porvenir y Radio Alegría, en Monterrey. Este texto es responsabilidad única, total y exclusiva de su autor, y es ajeno a la visión, convicción y opinión de PorsiAcasoMx