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La invasión estadounidense

Afortunadamente, en las últimas décadas, México no ha sufrido invasiones militares de potencias extranjeras. Sin embargo, enfrentamos una invasión más poderosa: la ideológica y comercial.

En 1853 Estados Unidos se apoderó de una extensa parte de nuestro territorio, pero ahora está conquistando algo mucho más valioso: a los mexicanos. La influencia de esta nación sobre nosotros es evidente.

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Aunque a veces nos sentimos muy patriotas y los criticamos, los grandes instrumentos de la dominación norteamericana son algo cotidiano e incluso se han convertido en parte de nuestra vida diaria.

Aunque Estados Unidos cuenta con menos del 6 por ciento de la población mundial, su participación en el consumo de los recursos del mundo alcanza casi el 6o por ciento. Esto nos hace considerarlo, mas que como un pais, una marca regis-trada. ¿Quién no ha comprado un producto que diga «Made in USA»?

Muchas son las criticas que hacemos a la sociedad norteamericana. Juzgamos a su juventud por la de valores morales y por su elevado consumo de dro-gas; denunciamos las intervenciones militares de Estados Unidos en todo el mundo.

Sin embargo, aceptamos sin ninguna reserva sus productos e incluso nos atrevemos a imitarlos de múltiples maneras.

La ropa que usamos, aunque muchas veces es fabricada en nuestro territorio, es de origen norteamericano. México es el segundo país en donde más se consume Coca-Cola. En 2024 cada mexicano consumió en promedio 270 refrescos de 600 ml.

Hemos adoptado también su
estilo de vida. Nos gusta la comida rápida y el consumismo se ha convertido en la filosofía de muchos.

Pero su influencia no sólo está presente en productos comerciales, sino también en la industria del entretenimiento. El rock se ha convertido en el género preferido de muchos y los artistas mexicanos lo han aceptado dejando a un lado a nuestra verdadera música.

La televisión mexicana dedica grandes espacios a series producidas en Estados Unidos. Esta influencia también se refleja en el cine. La cartelera está repleta de películas filmadas en ese país.

La influencia norteamericana nos llega desde pequeños. ¿Qué niño no sueña con ir a Disney World y conocer al Pato Donald o a Mickev Mouse? Pinocho se convirtió en el héroe de mi infancia desde que supe que salvó a su padre de la feroz ballena.

Tan impresionado me dejó que quería llamarme Pinocho Fuentes.
Hace días escuché en un noticiero que México es uno de los principales importadores de basura de Estados Unidos. Es triste darnos cuenta de que ni siquiera nuestros desperdicios son de mayor calidad.

Creo que estamos cayendo en el extremo de pensar que todo, por el simple hecho de ser de origen norteamericano, es mejor a lo nuestro.

Es cierto que estamos
en la era de la globalización y no podemos permanecer herméticos a la influencia extranjera, pero debemos valorar también lo que nosotros hacemos.

Hay otras cosas que deberíamos importar de Estados Unidos en lugar de sus pro-ductos, por ejemplo, la democracia y la libertad de expresión.

Qué bueno sería que en México volviera a darse una alternancia de poderes y que se restablecieran de nuevo los contrapesos con los que se gobernó, cuando menos, en las cuatro administraciones previas a la llegada de Morena.

Qué positivo sería ver a todos los medios de comunicación denunciando los malos manejos y mentiras de un Presidente de la República.

Hay quienes dicen: «pobres de los mexi-canos, ten lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos». Hay que ver a esto como una oportunidad para aprender lo positivo de este país y emplear las enseñanzas en la construcción de un México más fuerte.

aquientrenosvanguardia@gmail.com

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JAVIER FUENTES DE LA PEÑA

Periodista con más de 25 años de experiencia.

Este texto es responsabilidad única, total y exclusiva de su autor, es ajeno a la visión, convicción y opinión de PorsiAcasoMx

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