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La foto maldita

Una de las primeras fotografías de Enrique Peña Nieto como presidente fue con los gobernadores. Diecinueve eran del PRI y el resto del PAN, PRD, Verde y Movimiento Ciudadano (MC).

El grupo aparece al pie de una escalera de Palacio Nacional. Trece años después, la presidenta Claudia Sheinbaum posa con los ejecutivos estatales en la escalinata principal de la antigua casa virreinal.

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A sus espaldas se yergue la pintura «Epopeya del pueblo de México», una de las mayores obras del muralista Diego Rivera. La escena plasma la nueva realidad política del país: 24 gobernadores pertenecen a Morena, cuatro al PAN, dos a MC y dos al PRI. El mensaje presidencial, para todos, es de cero impunidad.

El retrato corresponde al 2 de septiembre, cuando se reunió el Consejo Nacional de Seguridad Pública. La secretaria de Gobernación y el de Seguridad y Protección Ciudadana acompañan a la presidenta en primera fila. También, los titulares de la Defensa, Marina y el fiscal general de la república.

Otra diferencia notable entre un momento y otro es que en la fotografía con Peña Nieto no hay una sola mujer; todos los gobernadores son varones. Hoy casi la mitad (13) son mujeres. Entre ellas las de Estado de México y Ciudad de México donde se concentra el 25% de la población nacional.

El contraste de tiempo y circunstancia es enorme. Peña entró a Palacio Nacional a hombros de gobernadores del PRI. Parte de los 4 mil 500 millones de pesos que gastó en su campaña salieron de las arcas estatales.

El límite legal era de 336 millones de pesos. El Instituto Federal Electoral (IFE, hoy INE) y el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) hicieron la vista gorda frente a la compra de votos con tarjetas Monex y Soriana. Peña pagó el favor a los gobernadores con manga ancha y presupuesto sin control.

Así, el poder acumulado por ellos desde la alternancia política de 2000 se acrecentó. La venalidad marcó el sexenio peñista y fue su condena. La fotografía del presidente y los gobernadores se ganó a pulso el adjetivo de «maldita».

El panista Rafael Moreno Valle (Puebla), uno de los integrantes del grupo, murió en un accidente aéreo junto con su esposa, Martha Érika Alonso, quien 10 días antes había asumido la gubernatura.

Aristóteles Sandoval (Jalisco) fue asesinado por la espalda en un bar de Puerto Vallarta en diciembre de 2020. Contaba con una escolta de 15 personas. La fiscalía del estado atribuyó el crimen al narcotráfico.

El cartel Jalisco Nueva Generación lo tenía amenazado. Sandoval era secretario de Innovación y Participación Digital del CEN del PRI, nombrado por Alejandro Moreno.

Peña caracterizó a «sus» gobernadores como «la nueva generación» del PRI. Era un autoelogio, pues recién lo había sido del Estado de México.

Arturo Montiel, su tío, le heredó el cargo para borrar los rastros de su administración venal. Montiel fue acusado de enriquecimiento ilícito y del secuestro de los hijos de su matrimonio con la periodista francesa Mude Versini.

Una parte de la fortuna y propiedades de Montiel, en México y el extranjero, como una mansión en Cádiz, España, valuada en 69 millones de pesos, se conoció al final de su sexenio. El manto de la impunidad lo cubrió todo.

Peña exoneró a su tío, como él mismo se absolvería después. Morena ganó Edomex en 2023 con una mujer, Delfina Gómez, e inició el desmantelamiento de las estructuras caciquiles de un estado misógino que por mucho tiempo representó para el PRI la joya de la corona.

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Gerardo Hernández

GERARDO HERNÁNDEZ es periodista desde hace más de 40 años en Coahuila. Director General de Espacio 4. Este texto es responsabilidad única, total y exclusiva de su autor, y es ajeno a la visión, convicción y opinión de PorsiAcasoMx