Los resultados del Global Findex 2025, publicados por el Banco Mundial, revelan un problema persistente en México: mientras la conectividad digital avanza, la inclusión financiera sigue en niveles muy bajos.
Si bien el 83 por ciento de los adultos mexicanos posee un teléfono móvil y el 78 por ciento usa internet regularmente, solo el 53 por ciento tiene una cuenta en una institución financiera o proveedor de dinero móvil, y apenas el 41 por ciento realizó pagos digitales en el último año.
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Este desfase entre conectividad y bancarización refleja barreras estructurales que van más allá de la infraestructura y oferta de productos financieros. La falta de confianza en las instituciones financieras, los requisitos excesivos y la escasa educación financiera limitan el uso de productos formales, especialmente entre mujeres, adultos en zonas rurales y personas en situación de pobreza. La brecha de género persiste: las mujeres tienen seis puntos porcentuales menos de acceso a cuentas que los hombres. En zonas rurales, la diferencia frente a áreas urbanas supera los 20 puntos.
El ahorro formal también es limitado. Solo el 17 por ciento de los adultos logró ahorrar en una institución financiera, mientras que el ahorro informal —en casa o con familiares— sigue siendo la norma a seguir. En cuanto al crédito, apenas el 15 por ciento accedió a préstamos formales, lo que obliga a muchos a recurrir a tandas, préstamos personales o financiamiento informal.
Una novedad del Findex 2025 es el Digital Connectivity Tracker, que permite vincular el acceso tecnológico con el uso de servicios financieros. En el caso mexicano, este módulo confirma que la inclusión no depende solo de tener un celular o conexión a internet, sino de generar confianza, diseñar productos adecuados y fomentar capacidades financieras.
Las fintech tienen una oportunidad clave para cerrar estas brechas. Plataformas digitales pueden ofrecer productos más accesibles, personalizados y ágiles, especialmente en regiones como Nuevo León, donde el ecosistema emprendedor y la cercanía con EE.UU. favorecen la innovación financiera.
México ha avanzado, pero aún enfrenta el reto de convertir conectividad en inclusión. Para lograrlo, se requiere una estrategia integral que combine regulación inteligente, educación financiera masiva y colaboración entre bancos, fintechs y gobiernos locales. La inclusión financiera no es solo una meta social: es una condición para la resiliencia económica y la competitividad nacional.
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JESÚS GARZA
Es director general de Soluciones Financieras GAMMA, CEO de Miri Capital LLC e investigador no residente de Baker Institute en la Universidad de Rice. Tiene un doctorado en Finanzas y maestría en Economía Financiera, ambas por la Universidad de Essex en el Reino Unido.
Este texto es responsabilidad única, total y exclusiva de su autor, y es ajeno a la visión, convicción y opinión de PorsiAcasoMx