Entre quedar bien y causar el caos

Hace algunas semanas en tierras regias, fue secuestrado un ciudadano coahuilense perteneciente a distinguida familia de la Región Centro-Desierto.

La noticia se supo en el solar del sarape muchos días después; incluso la familia lo ignoraba, pero al trascender la noticia corrió de manera imparable.

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Un reportero de aquel rumbo fue abordado en busca de apoyo por sus conocidos y reconocidos contactos en el medio, partcularmente en lo que antes fuera la capital del acero en tierras latinoamericanas.

Siempre dispuesto a servir, acudió a sus contactos e inclusive fue más allá: le pasó a sus amigos de los medios el teléfono celular —particularísimo por cierto– de la persona que le pidió el servicio de pasar la nota del secuestro.

No sé si la petición incluía que compartiera el numero del celular.
Personalmente creo que no y lo hizo muy propio en espera de que los reporteros le marcaran a la dueña del celular en busca de más información.

Alguien fue más allá y en su nota publicó el número del celular y se armó un irigote de aquellitos porque hubo cualquier cantidad de llamadas pidiendo dinero, billete grande, claro a cambio de supuestamente dar razón del sitio en donde tenian al secuestrado.

Todo se volvió un caos. Nadie contestó el teléfono porque las llamadas no cesaban inclusive en la noche y la madrugada.

Pasaron los días, con el regreso del afectado aquella casa volvió a la normalidad y solo queda el espacio suficiente para tratar de saber quien se equivocó: el que con la información del secuestro a los medios ex acereros o la reportera que queriendo servir de más, publicó el numero de la familia del multi secuestrado, provocando con semejante imprudencia, un caos familiar.

¿Usted que piensa?