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Elección judicial Coahuila: la campaña del despropósito

Al menos una de las elecciones, del ámbito judicial, a las cuales estamos convocados los coahuilenses, constituye una farsa en el más estricto sentido del término pues se trata de una elección decidida de antemano

Ayer viernes arrancaron las “campañas” de quienes, en el ámbito local, aspiran a alguna de las magistraturas en los tribunales, Superior de Justicia, de Disciplina Judicial y los Distritales. En 10 días más harán lo propio quienes aspiran a ocupar un juzgado de primera instancia.

Al menos una de estas campañas carece por completo de sentido: la correspondiente a los tribunales distritales. La razón es sencilla: se trata de una elección decidida de antemano en la cual no importa cómo voten quienes decidan acudir a emitir su sufragio el primer domingo de junio próximo.

A decir verdad, todas las campañas judiciales de Coahuila carecen de sentido, pues el ejercicio no cuenta con el elemento esencial para considerarlo democrático: la incertidumbre. Y ello se aprecia de forma extrema en el ejemplo citado en el párrafo precedente.

Conviene, para comprender con claridad lo señalado, recordar la forma como se tropicalizaron las reglas federales en nuestra entidad: el Poder Ejecutivo remitió al Congreso una iniciativa de reformas para, a diferencia de la normatividad federal, aquí las boletas se conformarán por planillas: como si se tratara de una elección de ayuntamientos entre aspirantes postulados por partidos políticos.

Final del formulario

Como cereza del pastel se decidió mantener las reglas federales según las cuales quienes aspiran a los cargos judiciales en Coahuila pudieron inscribirse ante más de uno de los comités evaluadores creados por los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial. Además, por supuesto, se mantuvo la posibilidad de postular a una misma persona por parte de los tres poderes.

Así pues, una misma candidatura puede aparecer en las tres planillas de la boleta y eso se traduce en un hecho concreto: quienes se ubican en tal circunstancia ya tienen asegurado el puesto, pues no importa cuál planilla “gane” la elección: al aparecer en las tres siempre se resultará ganador.

Y ese es justamente el caso: quienes fueron invitados a integrar los comités evaluadores de los tres poderes tuvieron idénticas “inspiraciones” y decidieron postular a las mismas personas en la inmensa mayoría de los casos, aunque solo en una de las pistas -la señalada de los tribunales distritales- se les pasó la mano: los tres poderes postularon exactamente a las mismas cuatro personas.

Así, los abogados José Adame Acosta, María del Pilar Flores, Ricardo López Campos y Lariza Montiel no tienen necesidad alguna de desgastarse realizando una campaña, ni de tomarse la molestia de convencer a nadie: bastaría -no ocurrirá eso, pero bastaría- la asistencia de apenas uno de ellos a la casilla correspondiente y cruzar cualquiera de las planillas de la boleta.

El caso Coahuila, como ha ocurrido en múltiples ocasiones anteriores en materia electoral, seguramente será objeto de estudio y debate a nivel nacional pues, en estricto sentido, los poderes locales conculcaron el derecho de los ciudadanos a elegir. Es falso -de toda falsedad, como le gusta decir a los abogados leguleyos- el señalamiento relativo a la presencia de la “voluntad popular” en esta elección particular.

Frente a tal realidad resulta obligado preguntarse si es necesario, útil o razonable asistir a las urnas el próximo 1 de junio. Porque si el proceso definido a nivel nacional era ya un despropósito, las extravagancias locales lo convierten en un insulto a la inteligencia.

ARISTAS

Nunca falta un roto paran descocido, señala con sabiduría la voz popular. Y en materia de excesos en las elecciones judiciales, el despotismo duranguense le ganó al de Coahuila: en la vecina entidad, el resultado de la elección de todos los cargos está decidido de antemano. No importa la voluntad de los electores quienes, cuando mucho, están convocados a legitimar con su presencia en las urnas un proceso diseñado para ser una simulación absoluta.

¡Feliz fin de semana!

@sibaja3

carredondo@vanguardia.com.mx

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Carlos Arredondo

CARLOS ARREDONDO es periodista desde hace 30 años. Actualmente es Subdirector Editorial de Vanguardia, en Saltillo. Este texto es responsabilidad única, total y exclusiva de su autor, y es ajeno a la visión, convicción y opinión de PorsiAcasoMx