No caigamos en el lugar común de pedir cuentas al gobernante, porque todos sabemos que nada es culpa de los actuales, sino que todo viene de lo que nos dejó la conquista española, ¿o no, Calderón?
En su canción “A quien corresponda”, Serrat se duele de que “todo es desechable y provisional/ Que no nos salen las cuentas/ Que las reformas nunca se acaban/ Que llegamos siempre tarde/ Donde nunca pasa nada”, y fecha su queja en 1981, pero bien podría hacerlo hoy, como un usuario de alguna red social quien dijo que, lo peor de lo que estamos viviendo, es que no pasa nada, que para mañana se va a olvidar la muerte de Carlos Manzo, alcalde de Uruapan, de la misma forma en que se han olvidado tantos otros hechos que deberían ser inolvidables, no por entrañables, sino por el horror que representan, o por lo menos debido al desprecio que significan de los funcionarios para los ciudadanos de nuestro país.
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El descrédito en que debieron haber caído gente como Adán Augusto López, seguido de su destitución del puesto que hoy ocupa como coordinador de los senadores de Morena, el escándalo conocido como “Dato Protegido” en el cual una ciudadana fue condenada a salmodiar un Mea Culpa durante 30 días seguidos por haber osado criticar a quien se considera un ser superior por ocupar un escaño en la Cámara de Diputados, o los escándalos, uno seguido de otro, que protagoniza el senador Fernández Noroña han pasado ya a ser historia, a nadie ofenden ya porque hoy los sustituyen otros nuevos hechos que dejan en el olvido lo que debería ser objeto de censura cotidiana. Eso por no hablar de los hijos de YSQ.
Pero resulta que efectivamente vivimos en un lugar en “donde nunca pasa nada”, salvo aquello que, al régimen hegemónico, al partido de Estado, importa. Lo demás es lo de menos. ¿Rendir cuentas de lo que hacen los funcionarios públicos?, ¡Por favor!, no caigamos en el lugar común de pedir cuentas al gobernante, porque todos sabemos que nada es culpa de los actuales, sino que todo viene de lo que nos dejó la conquista española, ¿o no, Calderón?
Por cierto, y espero no tener voz de profeta, no deje usted de lado la posibilidad de que, así como se atentó con éxito contra un alcalde que había comenzado a llamar la atención y a aglutinar opiniones favorables en su derredor, suceda en contra de aquél que es visto como un posible aspirante a suceder a la presidenta Sheinbaum, porque estamos viviendo tiempos que se parecen al periodo inmediato al del triunfo de la revolución, donde nadie podía brillar excepto el caudillo.
Ojalá no lleguemos a eso, sería tanto como aceptar que no somos capaces de lidiar con nuestras diferencias, de zanjar las disputas de una forma civilizada, o al menos no violenta y, como pide Serrat en la misma canción a quién le corresponda: Se sirva tomar medidas/ Y llamar al orden a esos chapuceros/ Que lo dejan todo perdido/ En nombre del personal/ Pero hágalo urgentemente/ Para que no sean necesarios/ Más héroes ni más milagros/ Pa’ adecentar el local”.
Y siguiendo con la misma tónica, si la posibilidad de poner orden no estuviera en manos de quien dirige el país, por lo menos que haga el intento. Seguramente muchos lo agradeceríamos pese a sentir que merecemos eso y más como ciudadanos de este, nuestro, país. Amén.

Juan Palacios
JUAN PALACIOS es educador de profesión, periodista por vocación. Editorialista en La Moneda, ABC, El Porvenir y Radio Alegría, en Monterrey.
Este texto es responsabilidad única, total y exclusiva de su autor, y es ajeno a la visión, convicción y opinión de PorsiAcasoMx
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