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Don Pedro G. González

En esta ocasión te platico la historia de un negocio que funcionó durante muchos años en nuestra hermosa ciudad y del cual todo saltillense de aquellos años no sólo tiene recuerdos, sino que con seguridad en más de una ocasión, durante más de 5 minutos, vieron su aparador; me refiero a la tienda de los diez mil artículos, “Pedro G. González”.

Don Pedro G. González Villarreal nació en Mina, N.L., en el ya lejano año de 1890. Participó en la Revolución Mexicana; de hecho, recibió el grado de teniente coronel telegrafista por parte del jefe don Venustiano Carranza, un día después de que le habría salvado la vida al líder de la revolución constitucionalista, tras haber engañado al ejército del usurpador Victoriano Huerta. Pero esa es otra historia, volvamos a la de la tienda que fue un referente en nuestra ciudad.

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Pedro, siendo un hombre activo, bueno para el negocio, tesonero, llegó a Saltillo en el año de 1916 para iniciar como vendedor ambulante, ofreciendo en dos canastos distintos artículos de mercería como listones, botones, hilos y más. Primero a pie, después en bici, y para 1919 ya tenía un negocio establecido que inició en la calle de Mina. Después ocupó dos espacios sobre la calle de Allende: el primero entre Lerdo y Múzquiz, y después frente al mercado Juárez.

Don Pedro G. González, siendo ya saltillense por adopción, fue el primer comerciante que se anunció en las bardas de nuestra ciudad, y no sólo eso, sino que hasta logró colocar un anuncio de su mercería en un punto desde el cual todo saltillense pudiera verlo, pues fue el primero en anunciarse en el mismísimo Cerro del Pueblo.

En 1942, don Pedro, junto a su esposa Felipita, con quien se había casado en 1922, decidieron dejar de pagar renta y compraron un local ubicado sobre la calle de Hidalgo, esquina con la que tenía el nombre de V. Carranza —hoy Pérez Treviño—. Una esquina mágica, un local que era sensacional, pues en sus aparadores podías ver desde artículos de mercería hasta armas de fuego, casas de campaña, cuchillos, chamarras, discos, instrumentos de música y muchas cosas más. Por cierto, tenían el número telefónico 397.

El saltillense don Pedro G. González, hombre con gran sentido del humor, no perdía momento alguno para hacer alguna broma, como aquella en la cual un cliente entró a la tienda pidiendo municiones para una pistola calibre .45, a lo que el vendedor, levantándose de su silla frente a la caja registradora y tomando una pistola de juguete, le dijo: “De esa no tengo”, disparando un dardo de hule al cliente, quien de manera rápida sacó su .45 —la cual sí era de verdad— apuntándole al vendedor en la cabeza. Después de aclarar que todo se trataba de una broma, ambos rieron a carcajadas.

Anécdotas, muchas, como aquella en la cual logró evitar que un cliente se suicidara al interior de la tienda con un arma de la misma tienda.

El saltillense por adopción, quien fuera telegrafista, revolucionario, comerciante, empresario, promotor deportivo y hasta mercadólogo, el 16 de enero de 1987 tuvo una venta a domicilio en el paraíso: su cliente, el Creador, quien buscaba casi 10 mil artículos para sus ángeles y arcángeles.

Don Pedro G. González, que en cuya acta de nacimiento no dice nada de la letra “G”, estableció un negocio próspero: una tienda en la cual podías comprar dinamita, pistolas, rifles, balas, cañas de pescar, cuadernos, listones, guitarras, navajas, cuchillos, casas de acampar, pintura, lápices; en fin, una tienda que fue conocida como la tienda de los 10 mil artículos y cuyos escaparates hacían soñar a chicos y grandes. Un negocio que continuó su hijo, de nombre —por supuesto— Pedro G. González; una mercería que vendía de todo, una tienda emblemática que se fue y sigue siendo para muchos saltillenses un referente comercial y geográfico. Definitivamente, don Pedro G. González y su mercería son algo muy de Saltillo y que vale la pena presumir.

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Francisco Tobías

Egresado de la UdeC, Master en Gestión de la Comunicación Política y Electoral por la Universidad Autónoma de Barcelona, el Claustro Doctoral Iberoamericano le otorgó el Doctorado Honoris Causa. Es también maestro en Administración con Especialidad en Finanzas por el Tec Milenio y actualmente cursa el Master en FinTech en la OBS y la Universidad de Barcelona. Este texto es responsabilidad única, total y exclusiva de su autor, y es ajeno a la visión, convicción y opinión de PorsiAcasoMx