Contradicciones chilenas

El golpe de Estado que le dió Pinochet a Salvador Allende ha producido toneladas de libros y artículos.

Una parte de esa literatura parte del principio de que la CIA destruyó el proyecto de la vía no armada al socialismo.

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Muchos historiadores han salido a contradecir esa interpretación, mostrando los factores y las fuerzas internas que operaron contra la Unidad Popular. Sin embargo, en algunos casos persiste un sentido casi conspiranoico, de mostrar a una Derecha que actúa en silencio y que cuando sale a la luz avasalla con la complicidad de los Estados Unidos, no por el apoyo popular.

La historia post-socialista de Chile me convence de otra cosa. Siempre ha habido un sector de la población chilena muy conservador, retrógrado y amante de los fachos, y aunque no son un bloque homogéneo ni tienen una esencia que persista en el tiempo, se reciclan, crecen, se reproducen generacionalmente, fluctuan entre la derecha y la ultraderecha.

Ese sector tiene sus divisiones y matices, pero que triste es ver a tanta gente alienarse con los fachos. No se puede culpar a las corporaciones trasnacionales, los tecnofascistas que son dueños de las redes sociales, los gringos, etc.

Hay que aceptar que hay un sector de la población que, al margen de su clase social, simpatiza con los fachos a consecuencia de la configuracion histórica de su país.

UN PRECIO

No condeno ni defiendo a Chomsky. Pero estoy convencido de que no puedes pertenecer a un mundo de élite y mantener la integridad moral. Pertenecer a las élites tiene un precio y nadie permanece intachable.