Fiel a la expresión popular de las posadas, este escribidor quiere iluminar el entorno politico coahuilense con una descrita en tres momentos:
Primer momento: Una voz tronante cae de los cielos como cascada. La estrella de Belén se estremece con sus decibeles.
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«Oh, pueblo mío, en esta noche de júbilo no traigo decretos ni leyes/ sino dulces y esperanza, pues la corona del poder nada vale/ si no se comparte con quienes sostienen el reino».
El brillo de la estrella ilumina la posada.
En la puerta de la casa hay un letrero: «Por el momento, porque en 2027 y 2029 no sabemos qué pueda suceder, queda suspendida la procesión entre peregrinos que representan a María y José en búsqueda de posada y noso-tros, los posaderos, que les negamos o concedemos alojamiento».
Fuera de la casa, contrariados, leen el letrero los peregrinos de la vieja y sabia guardia, que improvisan un cántico en coro: «Con todo respe-to, Señor, acaso no cuentan nuestras figuras de Maria y José que venimos cargando a lo largo de nuestra vida política».
Sale un papelito por debajo de la puerta en forma de respuesta: «No se preocupen peregrinos, nosotros ya tenemos a nuestra Virgen María y a nuestro señor San José. Sólo les pido un favor navideño: no se les ocurra buscar posada en otra casa porque todas, con excepción de esta, están habitadas por los demonios del infierno o, para que me entiendan, del lugar del castigo eterno donde serán hundidos en fango pestilente, hervidos en ríos de sangre y, finalmente, congelados en el hielo de un lago infinito».
Segundo momento: Imperturbable, el fulgor de la estrella de Belén derrama su luz sobre el nacimiento de esta posada politica abreviada.
Aparece un pesebre en el patio central de una vieja casa de Saltillo. Luz Elena Morales es la Santisima Virgen que mira la sagrada cuna hecha con paja. Federico Fernandez, vestido de San José, inseguro (porque los celulares para afirmar su marca tiktokera no fueron permiti-dos), la observa también.
Un ángel, como mensajero divino, que en realidad es el mentado caballo negro, está en medio de los dos con la máscara bien puesta del luchador lagunero Misterioso Jr.
Los tres reyes o magos de Oriente, que vienen a dar un reconocimiento universal al Mesías, se inclinan respetuosos ante su cuna.
Melchor, con su camello (que lleva el oro), es Javier Diaz. Gaspar, con su caballo atejanado (que lleva el incienso), es Gabriel Elizondo (quien hizo berrinche porque quería portar a fuerzas el chaleco de Mejora). Y Baltasar, con su elefante (que lleva la mirra), es María Bárbara Cepeda.
Hay seis mulas y seis bueyes -sin alusiones personales, obvio- que representan los valores de la disciplina, la paciencia, la lealtad y el trabajo que cada personaje de este nacimiento debe asumir para entender y respetar los tiempos fijados por el Señor.
Dieciocho personas vestidas de pastores que representan al elector promedio- rodean el pesebre y observan a cada personaje en detalle.
Suena el villancico: «Arre borriquito, arre burro, arre/ Anda más deprisa que llegamos tarde/ Arre borriquito, vamos a Belén/ Que mañana es fiesta y al otro también…». (Los asesores del Señor -chapados a la antigua- sufrieron para convencerlo de que no pusieran canciones navideñas de música country, como «Let it be Christmas» [Alan Jackson], «Silver Bells» [Dwight Yoakam] o «When it’s Christmas Time in Texas» [George Strait]).
Sobra decirlo: a pesar del Ángel enmascarado o caballo negro; la Virgen, San José y los tres Reyes Magos aspiran a ser el niño Dios del nacimiento en 2029. Los peregrinos que hoy quedaron fuera, argumentan que los nueve círculos del infierno de Dante les valen madres. Por lo cual, sin temor a ellos, tocarán la puerta para entrar a las subsiguientes posadas y vestirse de niño Dios a como dé lugar.
Tercer momento: Termina la posada con una selfie tomada por San José (¿quien mas pudiera haber sido?) con un celular autorizado.
En la fotografía salen todos los participantes, incluidas las mulas y los bueyes, con excepción del Ángel misterioso, el cual, ya sin máscara, a solas y lejos de la fiesta, piensa: «¿Fue esta posada un acto noble o teatro de ambición?
Más allá de eso, que mi nombre por Coahuila se recuerde como símbolo de unión, aunque no sea yo el niño Dios».

Luis García Abusaíd
Este texto es responsabilidad única, total y exclusiva de su autor, y es ajeno a la visión, convicción y opinión de PorsiAcasoMx
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