La historia de México no puede comprenderse sin reconocer el papel decisivo que jugó Coahuila en la gestación, desarrollo y consolidación de la Revolución Mexicana.
Este estado norteño, tierra de desiertos y montañas, fue escenario de episodios que marcaron el rumbo de la nación y que aún hoy resuenan como símbolos de dignidad, combate y transformación social.
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Francisco I. Madero: el inicio de la insurrección
En el corazón de Coahuila nació Francisco I. Madero, el apóstol de la democracia. Desde su hacienda en Parras y posteriormente en San Pedro de las Colonias, Madero articuló el movimiento que desafió la dictadura de Porfirio Díaz. Su llamado a elecciones libres y su rechazo al continuismo porfirista encendieron la chispa de la Revolución. Coahuila fue, así, el punto de partida de un movimiento que buscaba devolver al pueblo la voz y el voto, y que pronto se convirtió en una lucha armada de alcance nacional.
Venustiano Carranza y el Plan de Guadalupe
Tras el asesinato de Madero en 1913, Coahuila volvió a ser protagonista. El gobernador Venustiano Carranza se erigió como líder constitucionalista y, en la Hacienda de Guadalupe, municipio de Ramos Arizpe, firmó el histórico Plan de Guadalupe. Este documento desconocía al usurpador Victoriano Huerta y convocaba a la lucha armada para restablecer el orden constitucional. El Plan de Guadalupe no solo fue un manifiesto político, sino también un compromiso de los coahuilenses con la legalidad y la justicia, reafirmando al estado como epicentro de la resistencia contra la tiranía.
Los combates de Francisco Villa en Torreón
La Comarca Lagunera, con Torreón como escenario principal, fue testigo de cruentos combates entre las fuerzas revolucionarias y el ejército federal. Francisco Villa, al frente de la División del Norte, libró batallas decisivas contra las tropas de Huerta. Las tomas de Torreón en 1913 y 1914 no solo demostraron la capacidad militar de los revolucionarios, sino también la fuerza combativa de los hombres y mujeres de la región. Cada victoria en la Laguna debilitaba al régimen huertista y fortalecía la causa constitucionalista, convirtiendo a Torreón en un símbolo de resistencia y triunfo popular.
Otros escenarios coahuilenses de lucha
Más allá de Torreón y Ramos Arizpe, diversos municipios de Coahuila fueron escenario de movilizaciones, enfrentamientos y organización revolucionaria. Desde Saltillo hasta Piedras Negras, pasando por los pueblos del desierto y las comunidades agrícolas, los coahuilenses se sumaron a la causa con valentía. La geografía del estado, con sus vastos territorios y rutas estratégicas, facilitó el tránsito de tropas y el establecimiento de cuarteles, consolidando a Coahuila como un verdadero bastión revolucionario.
El reparto agrario y el Cardenismo en la Comarca Lagunera
Tras los años de lucha, uno de los logros más significativos de la Revolución fue el reparto agrario en la Comarca Lagunera, impulsado con firmeza por el General Lázaro Cárdenas del Río durante su presidencia. Cárdenas entendió que la justicia social debía materializarse en la tierra, y en la Laguna encontró un terreno fértil para aplicar su política agraria.
Las tierras, antes concentradas en manos de unos cuantos hacendados, comenzaron a distribuirse entre campesinos y trabajadores. Este proceso, aunque complejo y lleno de resistencias, significó un cambio profundo en la estructura social y económica de la región. El Cardenismo dejó una huella indeleble en la Laguna: ejidos colectivos, organización campesina y un nuevo horizonte de dignidad para miles de familias. La Comarca se convirtió en ejemplo de cómo la Revolución, bajo el liderazgo de Cárdenas, podía transformar la vida cotidiana y otorgar a los campesinos la posibilidad de trabajar sus propias tierras.
El simbolismo histórico de Coahuila
Coahuila no solo aportó líderes y batallas a la Revolución Mexicana; aportó también un espíritu combativo y una vocación de justicia que marcaron el rumbo del país. La figura de Madero como apóstol de la democracia, la firmeza de Carranza en defensa de la Constitución, la audacia militar de Villa en Torreón y el reparto agrario cardenista en la Laguna son capítulos que, juntos, conforman una narrativa de lucha y esperanza.
El simbolismo histórico de Coahuila radica en haber sido cuna, campo de batalla y laboratorio social de la Revolución. Aquí se gestaron las ideas, se libraron las batallas y se concretaron los cambios que dieron forma al México moderno. Recordar este legado no es solo un ejercicio de memoria, sino un acto de dignidad: reconocer que los coahuilenses supieron enfrentar la injusticia y transformar su realidad.
Hoy, al mirar hacia atrás, Coahuila se erige como cuna de la Revolución Mexicana, un estado cuya historia está tejida con valentía, sacrificio y visión de futuro. Desde la voz democrática de Madero hasta el reparto agrario cardenista en la Laguna, pasando por el Plan de Guadalupe y las batallas de Torreón, cada episodio reafirma la capacidad combatiente de los coahuilenses y su aporte invaluable a la nación.
La Revolución Mexicana fue un movimiento nacional, pero en Coahuila encontró su raíz más profunda. Esa raíz sigue viva en la memoria colectiva y en la identidad de un pueblo que, ayer como hoy, sabe que la justicia y la libertad se conquistan con lucha y dignidad.

Jaime Martínez Veloz
Luchador social, politólogo, incómodo al poder, ex legislador.Presidente del Centro de Estudios y Proyectos para la Frontera Norte “Ing. Heberto Castillo Martínez”.
Este texto es responsabilidad única, total y exclusiva de su autor, y es ajeno a la visión, convicción y opinión de PorsiAcasoMx
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