Será un largo camino para Claudia el de dominar el discurso populista al nivel de Andrés Manuel, si es que algún día lo logra.
Para ser la mujer del César, hay que parecerlo.
Para ser líder de un movimiento populista, también hay que parecerlo.
Claudia Sheinbaum no muestra, hasta el momento, la personalidad, la destreza retórica ni la capacidad de mentir o distorsionar la realidad que requiere el liderazgo populista para ser creíble.
Eso que es hoy su mayor pecado (la debilidad de expresión verbal), hubiera sido su mayor virtud si hubiera tomado la decisión de no seguir en la ruta del populismo de su antecesor y santón político, Andrés Manuel López Obrador.
Enredarse en el liderazgo de tipo populista implica jugar, perversa y deliberadamente, con el significado de las palabras, expresarlas de tal manera que cambian su significado original hacia uno degradado que se usa con fines políticos.
Al líder populista hay que analizarlo desde la semántica, es decir, desde el estudio formal de la expresión verbal, para entender cabalmente en qué basa oralmente la construcción de su “realidad alterna”.
Andrés Manuel es un caso para tesis doctoral, pero Claudia sería apenas una nota al pie de página en ese trabajo monumental.
La semántica, nos dice la Real Academia Española, “es la disciplina que estudia el significado de las expresiones lingüísticas” tanto en el léxico (el significado en sí de las palabras) como en su composición (la forma en que las palabras se relacionan en oraciones).
Para la Academia Española, “en la actualidad se reconoce universalmente la importancia central del estudio del significado para el análisis gramatical hasta el punto de que se considera que, en gran parte, el significado de las expresiones complejas se desprende de los principios que determinan la manera en que estas se ordenan y se combinan” (Ver “Semántica” en el “Glosario de Términos Gramaticales” en www.rae.es)
Los principios para el ordenamiento y combinación de las palabras son distorsionados deliberadamente por los líderes populistas para que, con la misma apariencia, nos propongan un significado distinto. Gato por liebre.
El populista manipula la denotación de las palabras (su significado convencional) mediante la variación de su connotación: “aquellos sentidos secundarios que se atribuyen a un término y que no tienen que ver directamente con el referente enunciado, sino con ciertas características atribuidas a él por determinada cultura” (ver “Semántica” en Concepto.de).
¿Complicado? Sí, claro, pero siga conmigo, por favor, y seguramente recordará usted las clases de gramática española que nos atormentaban desde la escuela secundaria, pero que hoy resultan útiles e indispensables para defendernos verbalmente del lenguaje populista.
Hay una diferencia grande entre decir “opositor” y “adversario”, al cual se califica de “fifí”, “hipócrita”, “conservador” y “fachio”, denigrando el significado original de “adversario” con las connotaciones negativas enumeradas con el fin de descalificar los señalamientos críticos al gobierno morenista.
No se le da a cualquiera, sin embargo, la capacidad retórica en el foro público para poner la semántica de cabeza y volverla vendible a los simpatizantes y militantes.
Los líderes populistas que tienen capacidad retórica, carisma y una piel dura para engatusar a la gente (al “pueblo”) son contados y se llevan a la tumba sus habilidades oratorias.
Por eso creo que será un largo camino para Claudia el de dominar el discurso populista al nivel de Andrés Manuel, si es que algún día lo logra.
Mejor hubiera sido para ella ser auténtica, buscar su propio lenguaje, atenerse al significado original de las palabras y desechar el léxico populista, aunque para ello dejara de ser morenista radical y rompiera las cadenas de su antecesor, lo cual no va a suceder.
La primera línea de defensa para los ciudadanos abrumados por Morena y su populismo es el lenguaje bien utilizado: la semántica es el escudo personal de cada uno de nosotros.
Le sugiero que busque en sus cajones y desempolve la vieja Gramática Básica del Español de María Moliner y su excelente Diccionario del Uso del Español, ¡los va a necesitar!
* Con asistencia de Copilot/Microsoft para búsqueda documental.
ROGELIO RÍOS estudió Relaciones Internacionales y es periodista de opinión sobre México y el mundo.
Este texto es responsabilidad única, total y exclusiva de su autor, y es ajeno a la visión, convicción y opinión de PorsiAcasoMx